no hay diferencia

entre lo que te atrae y lo que te causa repulsión. Sólo unos instantes relajados en los que se te cuela una brisa en tu alma. Entonces un liviano soplo te conmueve. Cerrada esa puerta, ni los huracanes pueden doblegarte. No hay piedad para un insincero. Cerrado tu entendimiento intentando borrar lo que de bueno vistes y no logra explicar bajo que triste tormenta de arena de halla oculto. Tan sólo quisiera agitar al Tiempo como a una esterilla vieja que soltara el polvo de los dias acumulados en un trayecto del viaje. Si acaso con ello despertara alguna clase de genio de alfombras concediendo deseos, sólo uno pediría. Poder romperme el espinazo amueblando para nosotros un palacio en los cielos. Lo que ayer pudo ser comprendido benigno como verdad, hoy sólo es ridículo esperpento. Teatro inmundo de un cadáver yacente agarrado a una espada, sin músculos ya, para blandir a los vientos. Tan sólo los gusanos atestiguan que existió el hombre.

Tengo la sensación de que eso, o algo parecido, ya lo he leído antes.