Todos los días llevamos a cabo actos por los que ni siquiera nos detenemos a pensar. ¿Por qué sucede tal cosa? Las explicaciones para algunas de nuestras acciones más comunes que leeremos a continuación resultan por demás fascinantes. Echa un vistazo.

10. Preferencia por las rubias.


10 comportamientos humanos explicados por la ciencia

Aunque una diversidad de factores (especialmente culturales) puedan hacer que un hombre se sienta más atraído por la mujeres rubias que por las morenas, por ejemplo, existe una cierta predilección que heredamos de nuestros ancestros: las mujeres rubias generalmente tienen la piel clara, lo que “oculta” los defectos físicos con menos eficiencia que una piel oscura. A la hora de buscar pareja, aun en la época en que vivíamos en las cavernas, era relativamente más fácil evaluar con premeditación la salud física de mujeres con piel clara.


9. Infidelidad.



Este hábito que debería ser menos frecuente tiene, probablemente, una determinada base genética: el RS3 334 (que fue conocido como el “gen del divorcio”) afecta la liberación de la hormona vasopresina, vinculada a la monogamia y a la formación de relaciones. Las personas en las que este gen tiene una expresión más intensa, son más propensas a quedar insatisfechas con las relaciones y a buscar aventuras fuera de ellas.


8. Abrazo.



Dejando de lado la explicación social detrás de esta demostración de afecto, podemos citar la parte biológica: el contacto físico positivo con otro ser humano provoca la liberación de la hormona oxitocina, relacionada (entre otras cosas) con la confianza y la formación de vínculos.


7. Rechazar a los extraños.


Otra probable herencia ancestral, de la época en que mantener amigos y conocidos cerca y desconocidos a una distancia considerable era una cuestión de supervivencia.


6. Rascarse.



Nos rascamos, naturalmente, para aliviar la comezón, que a su vez es una señal de alerta que indica la presencia de una sustancia potencialmente peligrosa para nuestro cuerpo. Una sensibilidad aparentemente exagerada, aunque incomoda, puede ser más útil que una falta de sensibilidad en la piel (después de todo, es mejor tratar con alarmas falsas que correr el riesgo de lesionarnos por falta de una advertencia).


5. Discutir con uno mismo.



Probablemente hayas llegado a algún acuerdo contigo mismo, por ejemplo prometiendo que trabajarías el día siguiente para compensar un momento de pereza o que irías al gimnasio para quemar las calorías del almuerzo del domingo. Curiosamente, en muchos casos las áreas del cerebro que se activan cuando se piensa en otra persona son las misma que cuando pensamos en nuestro “futuro yo”.


4. Reír.



Como las zonas del cerebro responsables por la risa también regulan la respiración y el habla, reír es una función, en cierta forma, primaria. Se cree que la risa, desde tiempos remotos, se ha entendido como una demostración de intenciones amigables y como una forma de crear vínculos con otras personas.


3. Sentir cansancio en la noche.



La rutina que gran parte de las personas sigue de levantarse por la mañana y dormir durante la noche, tiene una causa hormonal: la luz del sol desencadena la liberación de hormonas que nos ayudan a permanecer en estado de alerta; ya en la ausencia de luz se incrementan los niveles de hormonas (como la melatonina) que nos conducen a buscar el reposo.


2. Agresión.


¿Alguna vez te has preguntado por que las personas son explosivas y pierden el control? La ira y la agresividad son, quizá, los sentimientos sobre los que menos control tenemos, y en ocasiones realmente ni los controlamos. Las personas explosivas pueden explicar su problema debido a un defecto en la amígdala cerebral, una estructura responsable por los impulsos agresivos. Normalmente, estos impulsos son controlados por el córtex pre frontal, que interpreta otras informaciones antes de tomar una actitud. Si el impulso es muy fuerte, sin embargo, la agresividad aparece mucho más rápido que la razón.


1. Buscar pedofilia en Internet.


En 2002, un hombre de 40 años con un matrimonio estable, desarrolló un vicio grave por la pornografía con tendencias pedófilas acompañado por fuertes dolores de cabeza. Al examinar al hombre, los médicos descubrieron que tenía un tumor del tamaño de un huevo creciendo en su cerebro y que presionaba su córtex pre frontal, que regula los impulsos. Cuando el tumor fue removido, el comportamiento del hombre retornó a la normalidad y sus deseos sexuales desagradables desaparecieron. Este tipo de situación es muy rara, pero, sin embargo, posible.

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