Al principio sonó como si otro murciélago hubiera encontrado su camino hasta el ático, pero cuando Rachel escuchó lo que sonaba como un hombre centenario luchando por doblarse por la mitad, supo que algo andaba mal. Subió suavemente las escaleras y miró dentro de la polvorienta habitación para ver a DRÁCULA INTENTANDO CHUPARSE LA PIPA.

El Príncipe de las Tinieblas estaba en el suelo con los pantalones alrededor de los tobillos, estirando desafiantemente su cuerpo a una posición imposible solo alcanzable por los no-muertos. Movió la lengua como una serpiente hasta que su boca llegó a su miembro macabro; fue entonces cuando comenzó a volverse loco con su maldita entrepierna. "Oh, diablos, no", susurró Rachel mientras los sonidos de la mamada eran tan malvados que derritieron la pintura de un cuadro de un payaso sonriente. ¿NO PUEDE ESTE TIPO HACER ESTO EN SU CASA? Pero, ¿qué iba a hacer Rachel al respecto?

Es el maldito Drácula; mejor que se chupe su propia polla que chuparle la sangre a ella, si eso es lo que busca. Así que volvió a bajar y fingió que esto nunca sucedió, hasta que sucedió de nuevo... y de nuevo. Ahora, una vez a la semana, Drácula se deja caer en su ático y se la chupa con estilo demente durante cuarenta y cinco minutos a una hora. ¡QUIERO CHUPARME MI PROPIA PENE! Drácula es un no-muerto, por lo que no produce semen. Sus sucios esfuerzos de placer obsceno propio no producen nada más que una sesión de prolongación maratoniana que volvería loco a cualquier mortal, que es exactamente lo que le está haciendo a Rachel. Mudarse no era una opción.

Si quiere que Drácula se vaya, tendrá que clavarle una estaca en la espalda mientras el bicho tiene su propio pene en la boca.