Hackeando el cerebro. Pueden leer tus pensamientos de forma remota:

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    Hackeando el cerebro. Pueden leer tus pensamientos de forma remota:

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    Última edición por targetedShur; 17/08/2022 a las 12:45

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    ¿Se están utilizando ya armas psicotrónicas?


    ARMAS PSICOTRONICAS AFECTAN BASICAMENTE AL CEREBRO


    ARMAS PSICOTRONICAS AFECTAN BASICAMENTE AL CEREBRO
    ¿SE ESTÁN UTILIZANDO YA ARMAS PSICOTRÓNICAS?
    ¿Se están utilizando ya armas psicotrónicas?


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    Afectan básicamente al cerebro, no dejan huella y por tanto no se puede acusar a quienes las usan de los daños que producen pero son numerosas las patentes y las investigaciones secretas que están aflorando a la luz revelando una lamentable realidad que muy poca gente conoce: las llamadas armas psicotrónicas son una realidad. De hecho más de 400 personas de medio mundo se han agrupado en una asociación que asegura aglutinar a víctimas de esos dispositivos, aparatos que pueden llevar incluso a la muerte a quienes son blanco de ellos y que algunos quieren utilizar discretamente para deshacerse de personas incómodas para los grupos de poder.La existencia de armas psicotrónicas nos devuelve a lo más oscuro de las investigaciones acerca del cerebro y de los efectos de las radiaciones sobre seres humanos, a experimentos llevados a cabo con enfermos psiquiátricos, con reclusos e incluso con meditadores en prestigiosas instituciones estadounidenses como el Instituto Tecnológico de Massachussets o la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Stanford (California).


    En ambas se confirmaría –tras infinitas pruebas- el fundamento cuántico de que el ser humano es un organismo electromagnético cuyo funcionamiento se puede alterar mediante señales de ondas a frecuencias determinadas. Esto es fácil de entender para quien, por ejemplo, haya utilizado dispositivos como el Quantum-SCIO que si bien envían frecuencias armonizadoras tienen también un uso del “lado oscuro” desconocido para la mayoría. Y es que según Louise Doswald-Beck -abogada especialista en Derecho Internacional y miembro de la División Jurídica del Comité Internacional de la Cruz Roja- y Gerald Cauderay -asesor industrial y científico de la embajada suiza en Moscú (Rusia) y que en el citado comité se encarga de asuntos relacionados con el señalamiento y la identificación de las unidades y los medios de transporte médico protegidos- “pequeñas dosis de energía electromagnética pueden alterar el funcionamiento de las células” (así puede leerse en un informe sobre nuevas armas publicado por ellos en el Boletín de la Cruz Roja del 1 de noviembre de 1990).


    Conocido este dato no le extrañará a nadie saber que quienes anticiparon el peligro potencial del uso de armas de ondas fueran precisamente físicos; y más concretamente los físicos atómicos abanderados de la mecánica cuántica,por entonces de los pocos en disposición de comprender las inabarcables implicaciones que tiene saber que el ser humano es un ente electromagnético y sus emociones, pensamientos y pasiones pueden “traducirse” a frecuencias y potencias, es decir, cuantificarlas, “parametrizarlas”. De ahí que los servicios secretos de algunos gobiernos interesados en saber si ese conocimiento podía ser utilizado civil y militarmente pusieran a trabajar en ello a neurólogos, psiquiatras y psicólogos.


    La doctora Elisabeth Rauscher -física nuclear que dirigía el Laboratorio de Investigación Tecnológico de San Leandro en California (Estados Unidos)- es una de las que por ejemplo llevó a cabo concienzudas investigaciones sobre las posibilidades de las ondas ELF (siglas en inglés de extremadamente baja frecuencia) y consiguió encontrar frecuencias específicas que permiten inducir a distancia en alguien tanto náuseas como un estado de euforia. “Si se me dieran suficientes fondos, en tres meses sería capaz de modificar el comportamiento del 80% de los habitantes de esta ciudad sin que lo sepan. Fueron tales sus hallazgos que llegó a afirmar: Podría hacer que fueran felices o -al menos que se creyeran felices- o hacerlos agresivos”. Quizás al lector le parezca una afirmación enormemente pretenciosa pero ya en diciembre de 1965 el doctor David Krech -de la Universidad de Berkeley en California (Estados Unidos)- había afirmado en un artículo publicado en The New York Times que “los investigadores deben plantearse ya la posibilidad de que sus estudios les lleven a conseguir controlar las mentes de los seres humanos. Creo que no me paso de melodramático: las posibilidades futuras de tomar el control de una mente conllevan mucho más peligro que las capacidades que puedan llegar a tener los físicos nucleares”.


    Que fue escuchado es obvio: pocos años después inconfesables investigaciones dieron lugar a lo que dio en llamarse armas no letales. Apenas veinte años después de ese artículo de Krech, en 1984, el capitán Paul Tyler -médico de la marina norteamericana responsable de la investigación sobre los efectos de las radiaciones en humanos- reconocía en el Centro Universitario para la Doctrina Aeroespacial sito en Alabama (EEUU) que “se podían alcanzar efectos biológicos precisos con la ayuda de ondas electromagnéticas”. Es más, Tyler dijo que habían identificado ya esas ondas pero que para poder usarlas de forma operativa tenían que solucionar el problema de cómo transmitirlas con la potencia suficiente (por supuesto ondas ELF).


    Añadiremos que la División de Armas Avanzadas de Estados Unidos fue adscrita a una agencia ultrasecreta, DARPA, que por cierto tiene sus instalaciones en el estado de Virginia, muy cerca de la universidad en la que un estudiante coreano llamado Cho Seung-hui llevó a cabo en abril del 2007 una inexplicable matanza. Asimismo se sabe que también se investigó con las microondas en el Centro Militar de Investigación Walter Reed de Washington (Estados Unidos) dentro del llamado Proyecto Pandora. Pues bien, el director del DARPA durante el Proyecto Pandora fue Richard Cesaro -personaje que trabajó cuarenta años en ese campo para la Marina y la NSA, agencia especializada en telecomunicaciones y espionaje- y terminó haciendo público sus objetivos: Para conseguir un salto tecnológico en el campo militar hay que ir más allá de las bombas y llegar a controlar las mentes de los enemigos”, afirmaría. Añadiendo: “La posibilidad de ejercer cierto grado de control sobre el comportamiento humano mediante microondas de baja intensidad es, a la luz de nuestras investigaciones, algo razonable”.


    Por lo que instó a continuar las investigaciones. Obviamente el hecho de que estemos hablando de proyectos ultrasecretos hace que las investigaciones puedan en realidad estar más avanzadas de lo confesado. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las evidencias que hoy se tienen del desarrollo logrado proceden casi exclusivamente del antiguo bloque comunista ya que cuando cayó ese régimen muchos archivos secretos salieron a la luz.

    No c B

  3. #3
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  4. #4
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  5. #5
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    TECNOLOGÍAS DIRECCIONABLES
    Suponemos que el lector se preguntará a estas alturas cómo es posible que las armas psicotrónicas dañen a unas personas y no a las que están al lado. Y la respuesta, como ya adelantamos, es que las modernas armas de este tipo son direccionables, siendo hoy su grado de precisión extraordinario. Algo que lleva a la persona atacada a una agobiante sensación de aislamiento pues las personas de su entorno no le creen cuando cuenta lo que le está pasando.


    Es más, se sabe que los investigadores al servicio de estos programas ultrasecretos han avanzado mucho en el ámbito del sonido, que no deja de ser otra onda pero potencialmente inaudible cuando se emite en una frecuencia inferior a la que capta el ser humano. De hecho en la declaración leída en la ONU en 1979 a la que aludimos antes los soviéticos hacían especial hincapié en los sonidos no detectables por el ser humano afirmando que “la variación de sonidos infrasónicos puede ocasionar daños en el sistema nervioso y el cerebro”. Claro que en este terreno los norteamericanos no se quedaron atrás y de hecho desarrollaron un sonido por encima del grado de frecuencia audible por nuestro oído. Por si lo duda: “El sonido hipersónico se usa -cuenta el US Lab Test en un artículo titulado Sonido hipersónico para uso no letal- para incapacitar a los enemigos. Y es direccionable. Causa desorientación, dolor y náuseas”.


    Para obtenerlo el Ejército norteamericano trabajó con la patente de un inventor alemán llamado Hans Raida que combinaba alta potencia y baja frecuencia con un potente haz de sonido. Tecnología por cierto –según se afirma en círculos diplomáticos- que actualmente estaría utilizando Israel contra las guerrillas urbanas de Hamás y Hezbolá. Cabe añadir que son muchos los investigadores que han comprobado ya que cuando las neuronas reciben unas dosis de electricidad determinadas sus propiedades eléctricas cambian en la misma forma en la que actúa la memoria. “Uno de los experimentos –cuenta el investigador George Seffens en Defense News al hablar de las nuevas tácticas de guerra urbana- incluye el uso de sonidos que mutan a altos decibelios mientras se amplían los sonidos en las más típicos rangos de la voz o de la transmisión de radio”.


    VOCES EN EL CEREBRO


    Otro paso más lo supone la posibilidad de crear “voces” en el cerebro. En este sentido Thomas Jensen -del Rush Presbyterian St. Luke’s Medical Center (Missouri, Estados Unidos)- comprobaría que “milésimas de segundo antes de pronunciar una palabra el cerebro emite unas ondas determinadas para esa palabra. Y esas ondas son exactamente las mismas de una persona a otra”. Este dato hizo que Richad Clark -de la Universidad Flinders de Australia del Sur- propusiera el uso de redes neuronales de ordenadores para “reconocer los patrones de aprendizaje de conceptos en los campos eléctricos de la mente. “La CIA –afirma Gary Selden en su artículo Máquinas que leen mentes- ha estudiado sin duda los campos eléctricos u ondas que la mente emite después de haber aprendido algo.


    Con monitores remotos sería el sueño del espionaje”. Edward Hoffman -subdirector del Instituto Psiquiátrico de Yale (Connecticut, Estados Unidos)- sostiene por su parte que se pueden destruir las voces que “oyen” los esquizofrénicos mediante simples pulsos magnéticos. Y un grupo de neurocientíficos del Caltech (Instituto Tecnológico de California, Estados Unidos) afirma que las intenciones pueden ser leídas directamente midiendo la actividad eléctrica en el córtex parietal. Para comprobarlo en una de sus investigaciones insertaron cables en esa zona de la cabeza a un grupo de monos y grabaron la actividad eléctrica neuronal que aparecía poco antes de que éstos tocaran el cursor para recibir la recompensa. Seguidamente cambiaron las recompensas y las grabaron de nuevo.De esa manera pudieron anticipar qué recompensa iban a elegir: bastaba ver la actividad neuronal que se producía previamente a su acción.


    Giorgio Ganis y Stephen Kosslyn -de la Universidad de Harvard en Massachusetts (EEUU)- han constatado además que las mentiras bien organizadas requieren la activación de distintas partes del cerebro y altas dosis de concentración. De hecho comprobaron las diferencias cerebrales que hay entre una mentira espontánea y una elaborada.Agregaremos que el investigador francés Denis Le Bihan -director de la Unidad de Imaginería Neuroanatómica Funcional de la Comisaría de la Energía Atómica de Francia- afirmaría en la revista Nature del 22 de enero de 1998: “Casi podemos leer los pensamientos”.¿Meros descubrimientos sin aplicaciones prácticas? Pues si lo piensa sepa que la patente norteamericana 3.951.134 de 1976 –está a nombre de un tal Malech (Robert G., de Nueva York)- describe “un aparato y método para monitorear y alterar el comportamiento de las ondas cerebrales de un sujeto desde una posición alejada mediante señales electromagnéticas de diferentes frecuencias de manera que unas intercedan con las otras para conformar una onda de forma que modula las ondas cerebrales del sujeto en cuestión. Esa interferencia en la onda cerebral será retransmitida por el cerebro del sujeto al receptor que la modulará y ampliará a su antojo”.


    Y es que lo que hasta ahora se achacaba a “conspiranoicos” está pasando a formar parte de los medios de comunicación que suelen normalmente dar fe sólo de las versiones oficiales. Un ejemplo cercano: el pasado 10 de febrero el diario español Público contaba que un grupo de científicos australianos había conseguido “leer los pensamientos de unos voluntarios”. Concretamente habían constatado que la decisión de tomar un tipo de bebida u otro se podía saber midiendo simplemente la actividad cerebral en la corteza prefrontal del cerebro mediante una luz infrarroja. Claro que, como antes se explicó, los propios científicos han reconocido que hoy es habitual usar monos –muy parecidos a los humanos- para estudiar en ellos los efectos biológicos de las microondas, incluso las altamente concentradas.


    Y si esta práctica de por sí puede sobrepasar los límites éticos todavía lo hace más si tenemos en cuenta que esos experimentos han sido realizados también con humanos. Se tiene constancia por ejemplo de que investigaciones similares se han llevado a cabo en Estados Unidos en el Hospital de Kansas City en Missouri, en la Universidad de Rochester de Nueva York, en los centros Brooks Airforce Space de San Antonio (Texas), en el Johns Hopkins de Baltimore (Maryland), en el Instituto Tecnológico de Massachussets, en la Universidad de Pennsylvania y en otros laboratorios. Incluso en España. De hecho una de las mayores autoridades en la materia es un español, el neurofisiólogo José Manuel Rodríguez Delgado, cuyo envidiable currículo incluye una etapa de docencia de más de veinte años en la Universidad de Yale (Connecticut, EEUU) y que es autor de un conocido experimento en el que un toro de lidia con unos electrodos en la cabeza escapa repentinamente del capote rojo al que se dirigía… pero que también ha experimentado con humanos.


    En una ocasión, por ejemplo, irradió a cuatro personas con microondas y según explicaría eso les provocó muy diferentes emociones, sensaciones y visiones. Llegando por ello a hacer afirmaciones como que “estas armas son más dañinas que una bomba nuclear”, que “con conocimiento del cerebro podemos transformar, manipular, dirigir o robotizar seres humanos” y que “el principal problema en el futuro será que se robotice a seres humanos sin que se den cuenta de ello”. Y lo dice con conocimiento de causa ya que entre muchos otros inventos el doctor Rodríguez Delgado es responsable del desarrollo de un emisor cerebral que sirve para dirigir a distancia seres humanos como robots. “En el futuro –afirma- podríamos llegar a gobernar de manera inteligente y razonable la fuente de todas las actividades humanas”. Otro de sus experimentos consistió en investigar “los ciclos de sueño de los astronautas” según publicó el New York Post el 22 de marzo de 1967.


    Terminamos diciendo que un equipo de científicos del Instituto de Descubrimientos del Cerebro y el Comportamiento de la Facultad de Medicina de Georgia (Estados Unidos) dirigido por el doctor Joe Z. Tsien afirmó el pasado 2008 que habían conseguido “borrar” la memoria de un grupo de ratones.
    No Z Be

  6. #6
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    Deberías hacer copi paste sin formato

  7. #7
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    yo lo veo bien

  8. #8
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