Xabier Isasa 10/08/2013 12:24
El 10 de marzo de 2004 la Real saltó al terreno de juego de Gerland con la misión imposible de remontar el 0-1 de la ida en Anoeta ante un Olympique de Lyon que en Donostia ya se mostró muy superior. Al saltar al césped, una enorme pancarta en uno de los fondos rezaba 'Ongi etorri...' Los seguidores txuri urdin aplaudían la hospitalidad francesa hasta que los enigmáticos puntos suspensivos ratificaron que no era tal. Desde el otro fondo se desplegó otro cartel que completaba la frase: 'mariposónes'. Los 'Bad gones' son los ultras del Lyon y es de lo poco que queda de aquel temible equipo francés de los Elber, Malouda, Diarra, Essien, Pernambucano... que llegó a convertirse en una bestia negra para el Madrid. La grada de Gerland, con casi 41.000 almas, es caliente y aprieta pero ni éste es aquel Lyon ni aquélla es esta Real, que es el fruto del renacer de un club que en 2009 tocó fondo pero que se refundó a partir de su centenario para vivir un imparable ascenso de 4 años que hoy le lleva a la cúspide. Gerland sólo es una oportunidad más para hacer camino en el estado de optimismo que hace tiempo se instaló en el club. Perder no sería un drama. Pero el convencimiento es que se pueda ganar, síntoma del progreso de esta entidad que ha recuperado todo su prestigio y que vuelve a estar a la altura de su dimensión