La conversión a Sociedad Anónima Deportiva. 17 minutos antes de la medianoche: El robo de un Club.
En 1991 Jesús Gil y Gil no convocó las elecciones que debería haber convocado a la Presidencia del Atlético de Madrid, puesto que temía perderlas antes de la conversión a SAD que ya acechaba en el horizonte.
Además de haber aumentado brutalmente la deuda del Club en los 4 años anteriores, para provocar así las mayores dificultades posibles para que los socios pudieran cubrir el capital necesario (sin un mecenas que “viniera a salvarnos” como él), durante esos últimos meses anteriores a la conversión obligatoria a SAD Jesús Gil y Gil no paró, con el apoyo principal en la prensa de Jose Mª García, de repetir cuán ruina era invertir en el Atlético de Madrid, la mala situación económica del Club (provocada por él mismo) y desalentando a la gente de invertir su dinero en el Club a la hora de convertirlo en SAD.
¿Pero que era una SAD y por qué se obligó a ello? Para evitar los problemas fiscales de los Clubs de fútbol el CSD tuvo la genial idea de que estos se convirtieran en empresas y, como tales, trataran así con Hacienda. Sin tratos de favor ni prebendas que permitieran los endeudamientos multimillonarios de los que eran objeto. Bien claro queda que esto no ha sido solución para nada sino que ha provocado más problemas todavía que los que venía a resolver.
Cuatro equipos fueron “amnistiados” de perderse de las manos de sus socios: Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao y CD Osasuna. ¿Los motivos? Ellos sabrán. Muchos opinamos que simplemente no había cojones a quitarle el Madrid a sus socios y tampoco a que pudiera entrar capital “extranjero” en Clubs de identidades “nacionalistas” como Barcelona o Athletic, puesto que estos Clubs tenían deudas como todos los demás por lo que no existía razón alguna para evitar su conversión a SAD. Pero dicho trato de favor, o lo que fuera, no viene al caso. Los demás Clubs fueron obligados a ser convertidos en SAD bajo la amenaza de un descenso administrativo a 2ªB.
De vuelta al Atlético de Madrid, llegado el momento de la compra de acciones solo se dió 10 días de plazo a los socios para ello, así como otros impedimentos como tener que personarse en el Club y la obligación de realizar el pago al contado a la hora de adquirir dichas acciones. La inversión por parte de los socios fue muy escasa. Muchos no tenían medios suficientes más que para comprar un par de acciones y los que sí tenían dichos medios veían con mucho recelo, con razón como se comprobó más tarde, el meterse a negocios con Gil temiendo lo que este, llegado el momento de una mayoría accionarial por su parte, pudiera llegar a hacer con sus dineros. Se llegaron a cubrir por parte de los socios 112 millones, muy lejos del capital necesario a cubrir que el CSD marcó en 2.062 millones... y al final Jesús Gil y Gil y Cerezo “pusieron el resto”.
Fueron un total de 3.124 seguidores rojiblancos los que se decidieron a invertir en su equipo comprando acciones a 8.000 pesetas cada una abonando, a diferencia del presidente y el vicepresidente, el importe de sus títulos.
El 30 de Junio, y 17 minutos antes de la medianoche en que cumplía el plazo para la transformación de los Clubs en SAD, Jesús Gil y Gil se hizo con el 94,5% del Atlético de Madrid sin ingresar una peseta en el capital social del club.
No contento con lograr el 94,5% del Atlético (63% Gil, 31,5% Cerezo) por cero pesetas, Gil y Gil ingresó en una cuenta suya, a través de su empresa Promociones Futbolísticas, el importe del 5,5% restante del capital que habían comprado los socios por 112 millones en lugar de ir a parar a las cuentas del Atlético de Madrid.
El 1 de Julio de 1992 el club pasó a llamarse Club Atlético de Madrid S.A.D., tras la conformación de la Sociedad Anónima Deportiva en la cual Jesús Gil y Gil se convirtió en máximo accionista.
Hablando de forma ligera (quién quiera información más detallada tiene internet para ello) Jesús Gil y Gil y Enrique Cerezo engañaron al CSD y a la masa Atlética con unos pagarés por unas acciones que jamás llegaron a ingresar en las cuentas del Atlético de Madrid. Dichos pagarés solo pretendían simular la compra de las acciones del Club pero, una vez las acciones estuvieron en su poder y el traspaso y titularidad aceptados por el CSD, el dinero de dichos pagarés en lugar de ir a las cuentas del Atlético de Madrid fue devuelto a su prestamista por orden de Gil y Gil sin llegar a ser ingresado con lo que el pago por la titularidad del Club nunca se llevó a cabo.
No contentos con ello los 112 millones que sí pusieron el resto de los socios pasaron a una cuenta propiedad de Jesús Gil y Gil, a través de su empresa Promociones Futbolísticas, en lugar de ir a parar a las cuentas del Atlético de Madrid.
En esto se halla la base del odio que muchos les profesamos. Son dueños ilegítimos a ojos de cualquiera que quiera ver y por mucho que diga la mal llamada Justicia, solo se han salvado de la cárcel por la figura jurídica creada para estafadores que es la prescripción, y todavía está por ver si no podemos recuperar lo que nos robaron... la velocidad de la “Justicia” es conocida por todos cuando se trata de temas de ricos. Y ya pueden todos los Manoletes, Duros y De la Morenas del mundo decir lo de “el Club es suyo” que nosotros contestaremos que no. Las acciones son suyas, el Cluz es suyo, la SAD es suya, pero el Club Atlético de Madrid nunca lo ha sido ni lo será.