10/07/2023

La privilegiada memoria fotográfica de Chirimbolo recordaba con precisión los detalles, tal y como si hubiese acontecido ayer.

Fue al caer la tarde, entonces tuvo la extraña sensación de que la casa lo expulsaba, ¡su propia casa lo echaba a la calle! Pero no, era aún más complejo que eso: el foro en donde vivían sus amigos le decía que se tomara un descanso, que diese un paseo... que se tomase un helado.

Chirimbolo actualizó la pantalla una y otra y otra vez no obstante, como en una versión pesadillesca de El día de la marmota el resultado era siempre el mismo: esa pantalla azul con su insensible arrogancia, permitiéndose sugerir a Chirimbolo cómo debía vivir su vida: aprovecha para dar un paseo, comer un helado y rezar un padre nuestro...

-¡Vive Dios que en esta casa no se venera más que a San Cucufato, Santa Cachucha, a Pazuzu y a la termodinámica! -y empezó a aporrear la puerta de la calle; culpable de estar ahí en vez de una pared, la puerta que era su vía de contacto con el mundo exterior.

Chirimbolo se derrumbó, y excepto por un frugal filete empanado con patata cocida y ensalada de canónigos, un yogur de coco y un mini helado del Lidl se fue a la cama sin cenar, esperando morir, o que el día de hoy fuese mejor que el de ayer.

Qué bien que ya estamos aquí, amigos; lo siento por los signos de puntuación, estaba sometido a un fuerte estrés, sin embargo espero que no vuelva a repetirse.