En una visita a la ciudad de Nueva York en el invierno de 1902, tomó el tranvía y notó que en todo el recorrido el conductor debía detenerse y salir continuamente a limpiar la suciedad, el agua y el hielo que se impregnaban en el parabrisas, también que dejaba las ventanas semiabiertas debido a las dificultades para mantener el parabrisas limpio de caer aguanieve. Eso hacía perder tiempo a todos, al propio conductor y a los viajeros. Un día después del primer paseo buscó un diagrama del dispositivo de barrido elemental. Cuando regresó a Alabama contrató a un diseñador para la que diseñara un dispositivo de accionamiento manual para mantener un parabrisas limpio y consiguió una compañía local de producir un modelo de trabajo.
En 1903 solicitó y se le concedió una patente de 17 años por el limpiaparabrisas. Su dispositivo consistía en una palanca, en el interior del vehículo, que controla una hoja de goma en la parte exterior del parabrisas. La palanca podría ser accionada para hacer que el brazo de resorte pudiera moverse hacia atrás y hacia adelante a través del parabrisas. Un contrapeso se utilizaba para asegurar el contacto entre la escobilla y la ventana. Dispositivos similares se habían hecho antes, pero el de Anderson fue el primero en ser efectivo.
En 1904, consiguió una lámina de goma resistente y la unió a un brazo metálico por medio de resortes. Ingenió una conexión para poder accionarlo desde el interior mediante una palanca. Cuando ésta fuera tirada, las láminas se desplazarían a través del vidrio una y otra vez hasta la posición original, como sucede con los actuales más convencionales, aunque la diferencia se basa en la ubicación y el número de brazos. Su sistema tenía un único brazo sostenido en la parte superior y en el centro del vidrio.
En 1905 Anderson trató de vender los derechos de su invención a través de una empresa canadiense, pero esta rechazó su solicitud diciendo "no consideramos que sea de tal valor comercial que justifique que nuestra empresa inicie su venta." En medio de su lucha para vender su invento apareció en escena Henry Ford, quien tomó contacto con este invento, al parecer, sin tener relación con Anderson. Fiel a su destino innovador, interpretó su utilidad, que en un principio probó en los Ford T con parabrisas.
Después de que la patente expiró en 1920 y el negocio de la fabricación de automóviles creció exponencialmente, el diseño del limpiaparabrisas de Anderson se convirtió en equipo estándar. En 1922, Cadillac se convirtió en el primer fabricante de automóviles para adoptarlos como equipo estándar