acerca de la antierótica de las monjas

Iniciado por cypo

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mi espíritu duerme de puta madre todas las noches mientras el resto sufre golpes de farolas encendidas, patadas de niñatos borrachos y risotadas de idiotas. Yo he convertido la naturaleza en mi casa, ganado el respeto de las ratas y enchochado a mujeres con un buen yang. Que luego se han encogido a la hora de la verdad, o de su perpetuación, tanto como yo. Todavía puedo hacer tabla rasa de todo eso y disfrutar de manera no homo de mi yin ( que por cierto, se escribe sin g final). Pero el dia que te quiebre a tí el tuyo... ¿ qué vas a hacer?. Yo puedo inventarme y desinventarme con la misma facilidad que la puta de tu madre chupa pollas para poder pagarte el elevado copago de tus innumerables caras medicinas de oligofrénico. ( ¿ yin bajo? )

Te confundes ebrio sintecho.

Iniciado por dinpolero

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Creo que en esto disentimos. El amor, junto con el impulso sexual, son mecanismos de especie que no tienen otra finalidad más que la de perpetuarla. Si la naturaleza puede crear estructuras extremadamente complejas como el cerebro, una pequeña alteración en su química no debería de suponer un gran esfuerzo. Pero no únicamente tiene como fin mantener la especie sinó que también se ocupa de mejorarla con cada generación: nos atrae nuestro complementario, a la mujer de complexión débil le atraerá el hombre musculoso, bajo un intento inconsciente de que la debilidad muscular no se perpetúe.

se te olvidan las redes de significado y nuestra relación con ellas. A la última chavala le parecía sólo un buen hombre, no apto para repro, pero al defenderla le creé un entusiasmo superior. Ya no sólo era el héroe que anhelaba, también satisfacía a la otra, a la que buscaba alguien bueno. Y yo fallé por no querer probar hasta que punto podría la cosa llegar y mantenerse. No es sólo intentar mejorar la especie en su eco en nuestro interior. Es también satisfacer la poesía de nuestros deseos y sentimientos resultantes de lo que el mundo, bueno y malo, ha obrado en nosotros. La ortopedia, la prótesis biográfica. Que incluso dando sentido al final y como una especie de arreglo, tiene el inmenso goce de la quietud lograda. Sí, quietud. Porque el orgasmo es un eterno acercarse a una parada final. Sólo que yo no tengo paciencia para eso. Prefiero apostar por el goce de los cobardes.