Robert Kiyosaki escribió el libro Padre Rico, Padre Pobre. Me hubiera gustado leerlo con 18. El concepto de independencia financiera como la garantía mínima de libertad ( casa + renta) junto con la idea " los ricos no trabajan por dinero sino por algo que les gusta". Que en su momento si tenía algo que me podía gustar y valer. Sea como fuere, pasó. Sea como fuere, NO TODO EL MUNDO SE HACE RICO NI AÚN INTENTÁNDOLO. Pero el libro es fascinante y muy válido:

1º empieza con una idea genial: cultura es lo que la clase media y pobre da a sus hijos para que éstos crean que tienen algo. Genial: la cultura está sobrevalorada. Que sí, que es genial saber cosas. Pero es genial tener dinero. Y no parece existir una relación o una relación en suficiente grado. La cultura en cierto modo está sobrevalorada.

2º introduce conceptos y marcos teóricos ( en ese sentido Kiyosaki tiene fundamento intelectual). El cuadrante del flujo del dinero: pobre-empleado-jefe-inversor. El nivel cuarto, inversor, es el de libertad en tiempo y dinero. El que lógicamente parece tener más interés

3º en algunos países se da una educación financiera muy pobre a los hijos. Lo cual tiene consecuencias.

Como la vida pasa y todo se olvida. O eso dice la canción de los gitanos, al igual que ese " no estamos locos, sabemos lo que queremos" que denota el carácter hábil del gitano tipo " comomelomaravillaríayo", merece plantearse otro planteamiento:

¿ qué es lo que te gustaría hacer o que te pasase en ésta vida?. Kiyosaki dice que es un error intentar tener dinero para vivir ciertas experiencias sino que lo correcto es vivir ciertas experiencias para intentar tener dinero. La realidad es que ciertas experiencias son inabordables sin dinero. Pero si se tiene claro a tiempo cuales experiencias son, intentar vivir por ellas, y no por el estatus, puede ser lo correcto. Yo no estoy seguro si la destrucción de mi propia red de seguridad, en mi suicidio económico personal, atendió a experiencias personales realmente queridas. Seguro que sí que follar era una de mis intenciones primordiales. Pero follar en el alto standing es decorar la experiencia. Una experiencia " decorada" es indicativa de que lo vivido responde a una teatralización que esconde algo más. Para mi caso, el ideal de la libertad surgido en el seno de una familia asfixiante " por mi propio bien".



Sobrevivir está sobrevalorado. La seguridad y la calidad de vida están sobrevaloradas. Además de un activo financiero ( que se corresponde con la escala 2 de humane-humane-materia) existe un activo experiencial ( que se corresponde con la 1 de humane-materia o, por un ajuste social de la experiencia, con una tercera de humane-humane). El activo experiencial es lo que mete felicidad en tu cabeza. El pasivo experiencial es lo que quita felicidad de tu cabeza. La gente se plantea " qué me da dinero?". El planteamiento es " qué me gusta vivir?". El segundo es el puente correcto al primero. Y si no es factible, yo apuesto por quedarme en el segundo sin implementación. Potencial de por vida. Pero nunca viviendo sistemas indirectos que carecen de interés.

El bestialismo de la sociedad y las instituciones repite ese drama inicial de la familia en el que el hijo es educado en " ganarse la vida" ( ¿ ganarse? ya existe!) o en " ser alguien" ( ¿ ser alguien? ya eres tú mismo!). Bajo esas buenas intenciones suceden muchos esquemas de suicidio económico que no siempre se corresponden con estupidez sino con ganas de escapar de la estupidez de la inteligencia como acto colectivo ( que es mucho peor). Seguro que el carácter antisocial, a ratos, de Wittgenstein tuvo mucho que ver con su necesidad absurda de combatir la filosofía con la filosofía. Creyó ver en la filosofía el origen de todos los males. Para luego terminar siendo filósofo hasta el extremo del misticismo.



Sea como fuere, el sistema funciona mediante una dinámica de arrastre que impide dos cosas fundamentales:

1º el autoconocimiento
2º vislumbrar que cosa sea, y que cosa no sea, lo que realmente importe PARA NOSOTROS

existe mucho humo y mucho error en vendedores de éxito como Kiyosaki o en popes de la búsqueda radical de la verdad como Wittgenstein. Pero son la señal de aviso de que el primer movimiento de la vida de un ser debe consistir en mirarse a sí mismo, mirar al exterior y distinguir entre lo que le importa a él y lo que le importa a otros diferentes.