tu era un mierda igual que tu padre
Hace unos años fui a ver una peli al cine con un amiga gorda (no gorda de esas que dices con unos kilitos de menos me la follaba, no, GORDA de puta ballena de mierda con más grasa en sus piernas que en un menú de KFC). Dejaré los detalles a parte de porque fui al cine con esa puta monstruosidad y entraré directo al tema.
De alguna puta forma que aún no he llegado a comprender, a lo largo de la película me puse bastante cachondo. Recuerdo a una prota rubia con unas tetas enormes y no es culpa mía que el jodido gusano se me empezará a levantar. Estaba todo oscuro y había muy pocas personas, la gorda estaba autista con la película así que decidí darle al tema.
Abrí la cremallera y empecé a sacudirme el rabo justo en la escena en la que la protagonista se enrollaba con una mulata, agradeciendo a Dios con la polla en la mano tan feliz momento.
Sin embargo, el problema se volvió grave a la hora de depositar mi chorromoco. ¿Dónde cojones iban a desembarcar mis soldados?
Empecé a sudar muy fuerte a causa del calor de la paja y de la tensión, la cual me ponían aún más cachondo.
Mi primer pensamiento y tal vez el más obvio era tirar la lefa al suelo, pero descarté la idea pues sería demasiado previsible saber quien había sido el hijo puta que se había estado machacando la polla a lo largo de la película. Luego pensé en soltarlo en el bolso de la gorda, el cual me servía como pared en caso de que a esta le diera por mirarme, pero seguía embobada con la película. Sería una putada echarle la lefa en el bolso pues se coscaría igualmente.
Justo en este momento de tensión, la gorda dejó las palomitas en el apoyabrazos y como un rayo divino la idea que seguramente también se os esté ocurriendo a vosotros, pequeños bastardos que me estáis leyendo, vino a mi mente.
De alguna forma, conseguí sustraerle rápidamente la sagrada comida de la gorda y correrme en sus palomitas. Para disimular, lo mezclé todo un poquito y lo dejé en el sitio.
Además de gorda, empanada. No se enteró absolutamente de nada, debo de ser un puto maestro del silencio. El corazón me iba a mil, escondí el pajarito y poco a poco empecé a relajarme.
Cuando la gorda cogió otra vez las palomitas y se las comió como la cerda que era, se comió mi descendencia sin saberlo. Sentí que decía a su amiga (la causa por la que decidí ir al cine con dicha gorda) que las palomitas estaban mojadas o algo parecido pero se las comió igual sin importarle lo más mínimo.
Puedo decir que una puta gorda se comió mi semen, pero sin lugar a dudas fue la mejor paja de mi vida.
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