
Iniciado por
_Ferraro_
Tener un barco es de perdedores. ¿Qué digo perdedores? Es de gente que no entiende el juego, que no sabe mover fichas. Y ojo, no me vengas con cuentos de libertad y mares abiertos, porque yo, que domino el mercado de las cryptos, sé lo que es la verdadera libertad: hacer que el dinero trabaje para ti, no al revés. ¿Un barco? Es el símbolo máximo de que te han vendido la fantasía del éxito mal entendido.
Piensa en esto: un barco es como un gimnasio mal montado. Pagas una fortuna por las máquinas (en este caso el barco), pero nadie te avisa de las cuotas ocultas: mantenimiento, atraque, combustible, seguros... Es un agujero negro financiero. En el gym al menos el esfuerzo rinde, te pones más fuerte. ¿Pero un barco? Todo lo que hace es succionar tu capital y dejarte con selfies en Instagram que gritan que quiero aparentar, pero estoy ahogado en deudas.
Sabes qué es mejor que tener un barco? Conocer al tipo que tiene uno. Y créeme, yo siempre conozco a ese tipo, porque soy el alfa del corral, el tiburón que navega en aguas de inversión, no en océanos de postureo. Si quiero un día en el mar, llamo a alguien que me debe un favor. Si quiero un yate para un evento, lo alquilo y listo. ¿Para qué cargar con algo que pierde valor desde el momento en que lo compras? Yo invierto en activos que suben, no en juguetes que se hunden, literal y metafóricamente.
Además, tener un barco es un grillete para el tiempo, y yo manejo mi tiempo como manejo mis inversiones: con precisión quirúrgica. Cuando no estoy en el gym a las 5 a.m. o cerrando deals que tú no entenderías ni en tres vidas, estoy disfrutando de mi Ferrari, que al menos me lleva a donde quiero con estilo. Un barco? Estás atrapado. El mar abierto suena muy bonito hasta que estás ahí, con el motor roto, un problema en la hélice, y una factura que te recuerda que fuiste un idiota.