Iniciado por
Civuyk
¿Pero bueno de que conocia yo a Juanito? Pues era el tio que le pasaba el jaco. Y otras cosas.
Coca,speed,valiums y algunas mierdas más raras. Os voy adecir una cosa amigos, jamás conocí a un tio que llevara tan bien el hecho de ser politoxicómano.
El tio tenia una disciplina para drogarse que era para no creer. Un verdadero profesional.
El caso es que un día me llama para recoger lo suyo. Siempre lo mismo, cantidades exactas, precisión suiza.
Pero no va el tio y me dice que le tengo que guardar una cosa, que es jodidamente importante que no la pierda, no se la enseñe a nadie y que yo mismo, no la vea. Me dió una cinta.
Como os dije yo no estaba muy interesado en el caso Alcasser y toda la movida amarillista pero tampoco era gilipollas.
Y ya me imaginaba que esa ERA LA CINTA. Y evidentemente me dispuse a verla con la polla en la mano.
Podeís juzgarme todo lo que querias pero joder era una oportunidad única. Probablemente la cinta de porno manicaco amateur casero más cotizada del mundo estaba en mis manos.
¿Qué coño querías que hiciera? En mi barrio si ves una yonqui muerta en el suelo la manoseas un poco antes de llamar a la ambulancia.
Que coño. ¿Creeis de verdad que el bueno de Juanito pensaba en serio que no iba a verla? ¿Que no la había visto el? Venga ya hombre. A no ser que la cinta fuera de verdad tan horripilante como decían...
Bueno el caso es que no tenia reproductor para VHS. Ya había comenzado a pasarme al CD. Así que llamé al Rufas.
Porqué le llamaban así. Ni puta idea. De que le conocía, consumidor excesivamente habitual de maría. El Rufas cultivaba su propia maría y nunca comprenderé porque coño me compraba a mi tanta.
Pero lo que tanbién hacía el rufas era coleccionar pelis. Iba al videoclub alquilaba todo lo que podia, lo grababa en sus propias cintas y pa alante.
Asi que decidí pedirle prestado el un reproductor VHS, sabía que tenía más de uno. El bueno de El Rufas se ofreció a regalarme uno. Pero nada bueno llega solo y el muy cabrón se apalancó en mi casa para probarlo con toneladas de maría.
Al principio pensé en mandarle a tomar por saco pero joder el tio era un ruinas y estaba más solo que un huérfano en el día del padre.
Y además se trajo la fantabulosa peli de Shin Chan en busca de las bolas perdidas. Un jodida obra de arte. Pasamos una alegre velada fumanado maría y viendo Shin Chan.
El porno horripilante podía esperar a por la mañana.
Sorprendentemente despierto y con el Rufas ya pirado con sus mierdas fuí al trabajo (menudeo y trapicheo entiéndase) con renovadas fuerzas, pensando el la cinta que me esperaba en casa.
Esa tarde con unas birritas,unos kleenex y bastante lubricante me dispuse a ver la cinta, expectante y algo más preocupado que excitado.
Pero el terrible error se reveló en mi maltrechas neuronas antes de que la inevitable verdad se reprodujera en la antigua tele de tubo.
Una parte de mi quería creer que era posible que hubieran añadido créditos al final de una cinta de sex tape ilegal de pornografía y violación infantil.
Rebobinarla y ver a shin chan simplemente fué lo que tenia que pasar, joder con lo que me molaba la peli y el asco que le pillé. EL PUTO RUFAS DE MIERDA.
Creo que jamás conducí tan rápido en mi vida como esa día en el que volaba hacia la casa del Rufas para caer sobre él como el sol de la tarde.
Pero los malos presagios atenazaban mi mente. No le había dicho a nadie nada de la cinta. Y menos al puto Rufas que excepto para peliculas tenia la capaciad mental de un simio retrasado.
¿Alguién averiguó que tenia la cinta y mandó al Rufas para el recado? Posible, pero joder el Rufas era el último tio en la faz de la tierra al que nadie encargaría nada.
¿El cabrón vió la cinta mientras cotilleaba y decidió dar el cambiazo? Esa era una posibilida más factible y más típica de Rufas.
Y también era la razón por la que volaba a su casa con una barra de hierro en el maletero. Y estuve allí antes de que me diera tiempo a pensar más. Dejaría que hablara la barra.
Un hostión en la rodilla con una barra de buen acero es la madre de todas las presentaciones.
Ví el dolor en la cara del el Rufas. Normal, hasta ahí todo correcto. Pero lo que ví después, me reveló que la habíamos cagado mucho antes de que el pobre diablo pudiera articular palabra. Sorpresa.
El muy bastardo estaba sorprendido y eso significaba que no sabía porque estaba allí, ergo la cinta no se la llevó a propósito.
Rufas debió vivir los momentos más confusos de su vida cuando después de reventarle la rodilla le cogí por las solapas de una de las asquerosas camisas hawaianas que siempre usaba y le dije muy serio
-¿Donde coño está la pelicula de Shin Chan?
-¿Q-qué?
-Que donde coño está la puta peli de Shin Chan bastardo asqueroso, comepingas , hijo de las mil y una putas y piensa muy bien la puta respuesta me escuhas?- mientras le zarandeaba como a una puta muerta.
-L-la-la he devuelto. Al videoclub. Esta mañana.
PUTA MIERDA. Me cagué en todos los muertos. Ese día le rompí tres costillas al Rufas y hoy me arrepiento pues fué tan culpa suya como mía.
Los efectos de la marihuana me impedirán saber que coñó pasó aquella noche. Si mi teoría es correcta algun chaval en contraría algo muy interesante en su peli de Shin Chan.
Pero que pasó exactamente ¿quien coño sabe? Creerme que revisé muy concienzudamente que la cinta no estuviera en muy piso.
No sería la primera vez que fracasaba cuando alguién confió en mí. Pero algo me carcomía. Juanito parecía asustado cuando me pidió que le guardara la cinta.
De hecho en ese momento pensé lo que mi mente guiada por la más horrible de las lujurias no había dilucidado en su momento.
Puede que la cinta fuera una patata caliente y que Juan se la diera al primer tonto que sin duda la cojería sin hacer preguntas.
Ese era yo. Estaba claro que alguien vendría a preguntar por la cinta. Juanito si no me había mentido o unos gorilas para partirme la piernas , o peor.
Vino Juanito. ¿Que qué coño le dije? Que unos gorilas vinieron por la noche a mi casa y se la llevaron. El muy cabrón no parecía extrañado.
Estaba aliviado. Me preguntó si la había visto. Le dije que sí. Nos miramos fijamente y lo que ví en sus ojos es la idea más cercana que tendré jamás de lo que realmente había en esa cinta.