Cuadrarse como un TERCIO ESPAÑOL cuando hay camorra en la calle.

Os digo lo que haría un soldado espiritual de los Tercios Viejos, un TORO, un hijo de la gran puta con dos COJONES ante cualquier tipo de conflicto que atenta a la HONRA. En la vida real los problemas vienen sin necesidad de buscarlos (máxime siendo un tío chulo bien verraco matador) y hay que andar con la vaina ready.

Según ves la escena te pones de mala hostia, la percibes como una intromisión a tu territorio y ello contribuye a enervar la cólera, la furia española, la animalidad ibérica que cuando se enciende es difícil detener; te cagas en Dios y en la puta Virgen bajando del coche ya notoriamente alterado dispuesto a empuñar la toledana que llevas en el maletero, echas el seguro y te va a por ellos con la mirada encendida dispuesto a entrar en combate sin capitular vengan como vengan. Eso es lo que quisieran nuestros ancestros los veteranos de Italia y Flandes. Nuestros Tercios iban predispuestos a salir victoriosos del combate o morir en él. Barra en mano los hideputas suelen acojonarse viendo que la cosa va en serio o según cobra el primero los demás echan a correr porque ven rápido que el tío ese ese va a cuchillo, que es normal cuando la adrenalina se te clava en la garganta y te vuelves loco tratando de sacarla buscando infligir el mayor daño posible.


Ni sprays como leo a algún mariposón ni huidas ni pollas. Una buena barra en el maletero, muy mala hostia y un par de COJONES bravos, con eso tienes la mayoría de conflictos resueltos. Si sistematizas andar así por la vida la gente suele captarlo en tu mirada, andares, forma de hablar y saben que deben evitar problemas. A las mujeres de hecho les encanta que el que se las folla con agresividad y violencia (dándoles mimitos, esos sí ) sea una mala bestia que acojona al más puesto de una sola mirada.

Los españoles pura sangre (Castilla manda) creo que venimos genética y espiritualmente preparados para obrar así. No podemos comportarnos de otra manera. Hasta hace no mucho nuestros ancestros eran imbatibles con una espada en la mano (la modernidad nos impone llevar barras, cosas del cambio de tiempos) y la peligrosidad de un español armado era épica. En el TÚ a TÚ no nos tosía ni anglos, ni turcos, ni suecos ni herejes ni la puta que los parió a todos. A la mínima se tiraba de ropera y que salga el sol por Antequera. Eso y que el espíritu que les animaba pertenecía a una esencia histórica basada en siglos de reconquista donde el castellano medio se forjó al calor de una existencia dura, sumamente difícil e incierta, llena de peligros e incertidumbres donde todo cuanto tenían eran sus COJONES para seguir adelante. Eso forja una raza, un orgullo, una hidalguía que no se diluye tan fácilmente en cuatro mierdas modernas.


Pd: es comprensible que los betillas no lo entiendan. El que no experimenta la necesidad fisiológica de machacarse con hierros, thai, grappling etc. en la vida real la mayor parte de veces rehuye los conflictos y calla como puta. Con COJONES se nace.

Subpole casperiana