de vez en cuando me pongo horrible. Supermisógino, supermachista, ortodoxo fundamentalista. Al igual que todo peleón esconde el miedo a ser derrotado, todo supermachote esconde el miedo a no dar la talla. Pero no es un problema de talla, sino de rangos. Mi rango de actuación es el de hombre sumiso para mujer dominante. Y al igual que Adán, eso también me peta de vez en cuando en la perola. Entonces corro a suplicar una Eva gilipollona para la normalización. El motivo es sencillo: el sentido del vicio es arreglar los vacíos existenciales que provoca la falta de intensidad. Pero el vicio de calidad, cualitativamente bien seleccionado, te lleva a la autorealización. Y dado que los recursos son escasos, dicha autorealización se efectúa siempre a base de soportar vacíos. El buen vicio acaba con el vicio. El buen vino es más caro e impide el buen alcoholismo. Que acaba teniendo lugar con vinos " peleones".
