desmontando orígenes y finales

En el mundo existen muchas cosmogonías, muchas leyendas, muchas mitologías, muchas espiritualidades y muchas religiones y sectas. En el mundo existen también muchos nigromantes, traficantes de palabras, mesías, profetas, especuladores, adictos al oráculo y sabios.

Cuando se juega la lotería, alguien acierta. Ese alguien puede ser un vecino pero... ¿ le preguntarías " como experto"?. Supongo que en razón de la guasa, alguno que otro sí que lo haría. Pero nadie en sus cabales va a pensar que fulano o mengano acertó por " experto" sino por suertudo.

Entre tanta profesión de fé y tanto visionario, seguro que alguno que otro puede dar en el clavo sobre la naturaleza de muchas cosas. Particularmente esas dos que son las que tanto nos interesan: el origen del universo o el destino del hombre. Es cuestión de tener algo de " vista". Pero pese al uso del sentido común, mayormente nadie puede saber nada. Y quien acierta, lo hace por serendipia.

Es muy probable que el hombre primitivo pensara que las estrellas son fogatas porque al cubrir la hoguera con la piel de un oso para apagarla, los agujeros en la piel permitieran ver todavía las brasas. Pero ese acertar " poético" les llevaría a pensar que el cielo está cubierto por un gran cazador. Y de ahí a todo lo demás. La idea de Dios es una poesía para el consumo en la polis. Al igual que el bien común o la democracia. Cuando la realidad es que tan sólo el placer es el motor del universo humano. Por tanto el animismo primigenio es más resolutivo para la salud del equilibrio del espíritu. Tan sólo que es económicamente inviable.

El profeta y la religión son el personaje y el producto que monetizan pero que nada tienen que ver con la realidad de las cosas sin la ayuda de la serendipia. La publicidad y su mentira campa a sus anchas por la religión, la religión moderna de la medicina y la religión ultramoderna del estado paternal que se ocupa de que los suyos vayan al médico y puedan profesar la fé que sea ( aunque esa fé predique cortar cabezas).

Una persona no es libre verdaderamente si antes no lo es intelectualmente. Para ello ha de ser capaz de convertirse en hereje. Y luego, o lo rentabiliza o se dedica a tirar como todos del carro colectivo para acceder a sus migajas de sustento. Uno está tentado de convertir en estandarte a la verdad como justificadora de la guerra personal por la carnaca, la cueva y la hembra. Pero la realidad es que cualquier verdad es tan lotería como verdad es que la lotería del dinero es el transfondo de lo que llamamos talento. Talentoso es el que resulta profeta a los ojos de los convencidos. La epistemología de los políticos y culturetas adyacentes es la demagogia.

La salsa barbacoa es el eufemismo de la sangre...

ahora lo leo