desperdicié una opo?

conocí a una chica calentona a la que le gustaba que la pegaran. Pero no era lo mío, que es lo contrario justamente. Me encanta que las tías me peguen. Así que no quise probar a incursionar en su terreno. Pero me lo ponía fácil. Tenía gerontofilia y la ponían los maduritos. Ahora me arrepiento de no haber aprovechado los tres meses que me pasé en su local viviendo del cuento. A la niña le gustaba llevarme comida y atenderme. Un día me encontré una camiseta de talla muy pequeña, una garrafa y unas cuerdas. Se me pasó por la cabeza la idea de " obligarla" a ponerse la camiseta que la quedaría ostensiblemente pequeña, eso sí: sin sostén, atarla a la silla y echarle el agua por encima para comprobar de que manera le quedaba la " camiseta mojada". Cuando pienso en esas cosas me da pereza. Si las hiciera, lo mismo me gustaba. Pero mis mejores escenas de sexo han sido cuando las he pagado para que me dieran caña ellas... La pereza es indicador de que algo no termina de gustar ¿no?.

La chavala me confesó que la gustaba que la pegaran tortas y que se la había tirado todo el mundo desde tiempo inmemorial. Y que cuando la pegaban, gozaba. Pero siempre piensas ¿ y si luego cambia de parecer?. La chavala tenía ya los 30. Pero era como la Gaga. Así como aniñada. Con carita de inocente. Una pijipi con estudios pero sin rumbo en la vida, caliente. Quizás a éstas alturas estaríamos juntos. Teníamos buena conversación. Pero tendría que trabajar para hacer un hogar. Y además con una colgada adicta al palo. Que son las que se buscan cabrones para que las den caña. Y luego denuncian a los espontáneos de un dia. Bah! no merece la pena...