diálogo con la materia

así como una supuesta prognosis tecnogónica de avanzadísimo nivel nos podría supuestamente permitir lograr metadesarrollos muy alejados en el tiempo, trabajando por encima de las expectativas como diría Don Omar, el camino opuesto - e igual de limitado- es el simple imitar los sistemas que la naturaleza tiene para lograr cosas en su privilegiada tecnología concurrencial de ensayo y error con un horizonte de tiempo más o menos infinito ( salvo por el aspecto del big crunch o gran recesión o el alternativo de la muerte térmica). Resulta interesante que la materia devenga en materia capaz de desear respecto de si misma, respecto de su estructura. Y que se pueda soñar en un momento dado con un diálogo de la materia con la materia que permitiera a ésta transcenderse a sí misma mediante un desarrollo que encapsulara el mental en un sistema estable en el tiempo. Tal empeño es esquizofrénico por la evidente razón de que el propio proceso del pensar exige un tributo entrópico que caso de ser solucionado por un proceso de reversión dañaría al propio proceso de pensar. Por ese motivo tenemos el ¿ seudomóvil perpétuo? de la cultura como un exocerebro.

quizás el único engendro con inmortalidad sea esa luz de entelequias consolidadas que son la realizaciones de la mente humana en el devenir de los siglos. Sin embargo, incluso eso está llamado a los procesos de muerte y de muerte aproximada por deformación, derivación y límite.

el progreso del ser humano debería ser ético y científico. Pero también metafísico. Porque el mundo feliz de los científicos es un humanismo del buen rollito racional que no parece llegar muy lejos al ser, simplemente, otra simple filosofía de la contención.

si progreso no hay moral posible. Porque la existencia es dinámica y nada se puede fundamentar en lo inamovible.

La materia es un capricho de la energía, como el color es un capricho de la luz.