
Iniciado por
Pistachomax
Una de las razones esgrimidas por el homínido masculino cuando quiere conseguir sexo anal con su pareja de turno es recurrir al símil fecal, que consite en la comparación del grosor de las heces expulsadas por la susodicha con el del apéndice sexual masculino en erección.
Pero a veces, este episodio se convierte en maldición, bíblica o japonesa, según su régimen de creencias, caro lector. A veces, en el estrato terminal del colon sigmoide la materia fecal se obstruye, se fusiona y se endurece de forma antinatural, formando excrementos de longitud, dureza y grosor no aptos para un par de esfínteres más o menos elásticos.
Cuando llega el momento de defecar, el cuerpo pone en marcha el esfínter anal externo y los músculos del periné para evacuar el contenido fecal, pero se encuentra con que el tamaño de la materia a excretar excede, con mucho, el diámetro de apertura de dicho esfínter y la fuerza que generan dichos músculos.
Hay dos formas de expulsar dicho tapón, pero generalmente sólo puede usarse una. La más lógica es untar con alguna crema hidratante o vaselina el ano, pero ese mojón no suele avisar de su gigantismo y sólo se repara en él cuando ya ha sacado a la luz la punta del iceberg marrón. De esta forma, la utilización de cremas topa con los remilgos escatológicos de las víctimas.
La otra reside en, como la sodomía y el sexo en general, relajarse y disfrutar. Abrir el esfínter y empujar, ganar un mínimo de terreno en cada acometida para luego relajar los músculos y que el intruso inicie la retirada a la acogedora oscuridad del recto, pero en cada ciclo de este ejercicio se le ganarán los imprescindibles milímetros que, con mucho esfuerzo, devendrán centímetros que acercen el momento de la eclosión. Cuando ésta se lleva a cabo, la curiosidad intrínseca del homínido macho le llevará, después de limpiar los restos que su atasco haya podido producir en su fisionomía anal, a interesarse por las medidas, aspecto y consistencia del elementeo expulsado, cosa que suele hacerse con la ayuda inestimable de la escobilla.
Unas cuantas punzadas de dolor al caminar conllevan siempre la reconsideración de la frase con la que se pretende desarmar las reticencias femeninas al sexo anal: si te sale eso, te entra esto.
P.D. No soy Gay, Soy mariposón.
Recordad que la pole solo la puede hacer Pepinoni o Cucurrucu, sino, avatar de Louise Hunter.