Pole en hilo de mi querido @Mazinger. Tkm juapa no canvies nunka.
Cuando yo era un pipiolo en celo y Barcelona era mi comedero particular existía un bar llamado Ácido Oxido. No tengo claro para nada cual era el horario real de dicho local pero cuando nosotros lo visitábamos ejercía el rol de after hours gay y en él se agolpaba toda la gente que una vez cerraban las discotecas de la zona tenían ganas de tomar la última copa y/o comerse la última polla.
El ambiente del bar no era para todos los públicos ni mucho menos. Las barras estaban protegidas por un enrejado así como la cabina de DJ debido a las constantes trifulcas de borrachos que solían tener. No se andaban con bromas con la seguridad; si alguien mostraba cualquier tipo de belicoseidad y agresividad era expulsado de buenas maneras en principio y si era menester a patadas. Era por eso que la gente solía portarse bien a pesar de la disparidad y estado de los clientes que asistían a sus sesiones de madrugada.
Los clientes como digo eran variopintos. Había mucho estudiante con ganas de bailar un rato sin malos rollos para acabar de bajar la pastilla o la última ralla, había siempre varias prostitutas trans que acabada su dura jornada en las ramblas se pasaban a tomarse una copa tranquilas y a charlar un rato amigablemente con alguien, había cerdos leeatherones en busca de acción sexual desesperada y sucia que aunque eran muy agresivos en su búsqueda de partener solían ser muy amables y respetuosos si no te mostrabas interesado en ellos. Toda esa fauna se mezclaba e interactuaba más o menos cordialmente porque ya digo que la seguridad no se andaba con menudencias a la hora de cortar conflictos.
Había una gran particularidad en ese bar, algo que siempre he recordado y nunca he visto en otra parte. Un reclamo sexual MUY original y a veces cómico que daba muchísima vida a la sala: los baños. Ya se sabe lo que ocurre en los baños de los locales de ambiente; drogas, sexo, prostitución, insinuaciones, acosos y de todo. En los baños de ese sito nada de eso ocurría, habían dado con la fórmula perfecta para que nadie perpetrase cosas extrañas en ellos. El secreto era que todo lo que allí ocurría era visible desde la pista de baile a través de un ventanal gigantesco. Y no solo eso, los meaderos estaban justo debajo el gran ventanal y desde la pista podías disfrutar de una visión frontal de la gente meando dando la cara a la pista. No se veía el pene (solo faltaría) pero se veía todo el cuerpo hasta la altura del ombligo. Un gran espectáculo, y una gran aventura puesto que se sabe que mucha gente no es capaz de mear si alguien le mira, mucho menos si toda la pista de baile te está miranto (y creedme que la gente estaba muy atenta a la ventana del baño).
También había un cuarto oscuro, claro, para que la gente se metiera los rabos e hicieran sus cosas fuera de la vista de los que solo iban a bailar y charlar pero eso ya es más típico y normal.
Y nada, un buen día llegamos y la famosa ventana del baño había sido cubierta y el cuarto oscuro tenía luces, mesas y unos geranios. Fue el fin, nunca más volvimos a ese mítico locar barcelonino. Sigue abierto pero ahora es un simple bar de copas con historia y mitos del pasado.
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