El Cojo Manteca, como pasó a la posteridad, era un sin techo errante. Andaba de aquí para allá, recorriendo la geografía española de forma aleatoria o guiado por las fiestas patronales de los pueblos. Guardaba pleitesía al punk, que para él era “ponerse la chupa y la cresta y salir a dar patadas por ahí”. Nacido en Mondragón, perdió su pierna a los 16 años, cuando una descarga eléctrica le tiró del poste al que se había encaramado. El accidente también le dejó una cicatriz que cruzaba su cabeza.
El joven alcanzó gran notoriedad en la época e incluso la prensa seguía sus andanzas, que básicamente eran sus detenciones. Pasó cinco veces por prisión en un año: por robos, disturbios o por blasfemar en una iglesia de Valencia. En 1988 su rostro volvió a aparecer en televisión. Jesús Quintero le hizo una surrealista entrevista en El perro verde. Manteca respondía a las preguntas sin parar de beber (algo espirituoso, con casi total seguridad) y fumar canutos. Con los ojos entrecerrados y la lengua de trapo arremetía contra todo: políticos, Gobierno, Iglesia... Eso en una cadena pública. Otra época y otra televisión.
El punki siguió con su vida de vagabundeo, que no le iba mal, según contaba. Aunque no le interesaba mucho trabajar, maldecía su fama porque lo vetaba laboralmente. Su “sueño” era trabajar en una pescadería limpiando el producto porque le gustaba “dar caña a los bonitos”. Jon Manteca murió prematuramente en 1996, víctima del sida, a los 29 años. Fue un símbolo que dio mala publicidad a un colectivo estudiantil que reclamaba pacíficamente por sus derechos.
¿Y la huelga de estudiantes? Pues tras muchos meses de reclamaciones, el entonces ministro de Educación, José María Maravall, dialogó con el sindicato y accedió a algunas de sus peticiones, aunque no hubo una paz definitiva. Fue una época convulsa y combativa que acabó con el propio Maravall, dimitido en 1988 quemado por tantas huelgas de estudiantes y docentes.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/...49_378054.html