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Aquinate
Pero dinpolero amigo, al menos lee las prescripciones legislativas que realiza Platón a los herejes por ejemplo, en su libro X de "Las Leyes":
"Hay, en efecto, hombres que no reconocen la existencia de los dioses, pero que, teniendo por otra parte un carácter naturalmente amigo de la equidad, tienen odio á los hombres malos, y por un cierto horror á la injusticia son incapaces de cometer acciones criminales, evitan asociarse con los perversos y se unen con los hombres de bien. Hay otros que á la persuasión de que no existen dioses unen la impotencia para moderar las pasiones que los arrastran al placer y los alejan del dolor, una memoria excelente y una gran penetración de espíritu. Su común enfermedad consiste en no creer en los dioses, pero los primeros son mucho menos perjudiciales á la sociedad que los segundos. A la verdad, los primeros hablarán de los dioses con demasiada libertad, lo mismo que de los sacrificios y de los juramentos; y como se burlan de la piedad de los demás, podrían quizá encontrar imitadores, si no fuesen contenidos por algún castigo.
Pero los segundos, profesando las mismas opiniones y siendo además hombres de genio, emplean la astucia y el artificio para seducir. De estos salen los adivinos y forjadores de prestigios; y también algunas veces los tiranos, los oradores, los generales de ejército, los que tienden lazos á la credulidad pública por medio de ceremonias secretas, y los sofistas con sus razonamientos capciosos, porque las especies de esta segunda clase de impíos son innumerables. Dos leyes bastarán contra unos y otros. El crimen de los últimos, que fingen una religión que no tienen, merece, no una, sino muchas muertes. Pára los primeros basta emplear la reprensión y el arresto. En igual forma los que piensan que los dioses desprecian los negocios humanos son de dos clases, así como los que creen que los dioses son fáciles de aplacar. Hecha esta distinción, los jueces condenarán, según la ley, á pasar cinco años por lo menos en el sofronisterio á los que se dejen guiar por estas opiniones por falta de juicio y no por malos deseos y costumbres corrompidas. Durante este tiempo, ningún ciudadano tendrá relación con el delincuente fuera de los magistrados del consejo de noche, que irán á conversar con él para instruirle y procurar el bien de su alma. Cuando el tiempo por que ha sido condenado á prisión haya expirado, si se ve que se ha hecho más prudente é instruido, entrará en relación con los ciudadanos virtuosos; y si no se enmienda y de nuevo se le convence del mismo crimen, será condenado á muerte. "