Elige tu odio provinciano favorito.

La verdad, miro atrás y son más de 10 años ya viviendo aquí, en Las Vegas Nevada, desarrollo de sistemas a cambio de una morterada de dólares americanos, con coberturas de seguro médico y de deceso.

En fin, este país es grande y dominado por el utilitarismo anglo-nórdico, por mucho que leáis y escuchéis en RRSS o foros de internet sobre el pensamiento woke, el political correctness o la inmigración hispana, que es mucha, aquí manda el sentido práctico por encima de todas las cosas, ser resolutivo, hacer las cosas con decisión y sin rodeos, cumples tu trabajo y te pagan generosamente. Lo otro es un escaparate que en realidad se reduce a tres o cuatro ciudades de las dos costas y a las facultades universitarias, las de sociología, política, literatura y demás mandangas son instituciones decrépitas de las que salen los que me sirven el pedido de Natural Grocers.

Aquí hay odio provinciano, igual que en España, pero es curioso porque es un odio repartido, no se puede odiar a Washington DC porque es una ciudad de poco más de 600.000 personas, las grandes ciudades odiadas son básicamente NY y LA, el odio provinciano aquí no se rebela contra un centralismo ni siquiera contra el poderío económico. Se supone por ejemplo que Nueva Inglaterra es "pija" pero luego sitios como Colorado o Utah son tan ricos o más que Nueva Inglaterra y son estados bastante rurales en el interior/centro del país. El sur es pobre por haberse constituido en latifundio negrero en el pasado, el resto del país da igual donde sea, es rico, una riqueza que no da lugar a envidias. Simplemente se odia a esas dos ciudades por el estereotipo (falso) de los de NY como arrogantes subnormales y los de LA como surferitos rubios idiotizados mirando su propia belleza en el espejo.

España por supuesto es muy diferente, como no podría ser de otra forma en nuestra querida piel de toro el odio provinciano se ha enraizado en lo profundo de la vida política y más que a estereotipos costumbristas obedece a filias y fobias políticas, a saber;

- El odio separatista, odio a Madrid, vasco, catalán y en menor medida gallego. En los vascos es un odio difuso, un atavismo estúpido que sale de cuando en cuando, al final un sistema fiscal privilegiado frente al resto y una alta renta pero cápita hacen que odiar a Madrid y a España (como supuestas extensiones la una de la otra) sea un mero folklorismo. En los gallegos se hace un odio puramente paleto, de señorona de aldea que apenas sabe leer y teme al lobo feroz de los cuentos porque le han dicho de pequeñita lo malo que es. En cataluña en cambio es un odio refinado pero sumamente encendido y más vivo que nunca, se odia a Madrid por una envidia acerada, se odia a la ciudad de Madrid por la rabiosa comparación con la decadencia de Barcelona, da igual que una vaya detrás de la otra en degradación y crimen. Se odia a Madrid con mil bulos, datos, estadísticas y argumentos económicos que por si solos son totalmente endebles y desmontables. Pero todos juntos forman una gran bola de mentiras tremendamente efectiva.

- El odio aldeano y regionalista, aquí hay poco que comentar, es el lloró constante de unas regiones que se vacían a pasos agigantados y lo hacen sobre todo porque sus habitantes huyen, y los que no lo hacen prefieren vivir una vida decrépita a tener hijos. Todo lo malo viene de la capital de la provincia pero siendo Madrid capital del resto de capitales de ahí tendrá que venir lo malo al cuadrado. El victimismo aldeanos es el de un viejo insoportable que sabemos que protestará sí o sí. Sí construyen tren a la capital de la provincia protestará porque de un lado si aldea queda excluida, al parecer habría que poner apeadero en casa poblacho de 15 habitantes. Pero es que además no va a faltar quien diga que en realidad la llegada del tren es una maldición porque esad vias que comunican con Madrid serán en realidad un tentáculo erigido por el poder central para drenar riqueza y jóvenes hacia la gran ciudad, dejando a la pequeña localidad de provincias y al mundo rural sin jóvenes y sin riqueza. Por supuesto hay una ausencia fantasmal de cualquier tipo de propuesta realista para revitalizar la región que sea diferente a repartir subvenciones entre la recua de asnos que suele rebuznar contra la gran capital.

- El odio "ecologista", un odio de lo más curioso, al parecer a ciertos enemigos acérrimos de Madrid lo que les molesta es que las minas, las centrales hidroeléctricas o las granjas estén en el campo y no en plena ciudad, de alguna forma piensan que el modelo universal de la ciudad con su centro histórico y financiero, rodeado de oficinas de servicios y barrios residenciales con polígonos industriales a las afueras y extracción de materias primas y sector agropecuario en el campo está obsoleto, que las minas se erigen de forma caprichosa y no allí donde hay minerales valiosos y que una gran consultora o una empresa de intermediación financiera va a llevar su sede a Bollullos de la Mitación para disfrutar en pleno del olor a estiercol y a choto.

- El odio agropecuario, que no es otra cosa que una extensión de los dos anteriores odios. A su modo de ver urbanita, progre y ecologista son cosas unidas y además los urbanitas son hipócritas que se dicen ecologistas y animalistas y meten a un perro de 30 kg a vivir en 30 metros cuadrados, como si en los pueblos la mitad de los perros no vivieran enjaulados y como si la vida en la ciudad, con un gasto de recursos mucho mas racionalizado, sin usar el coche para cualquier desplazamiento y sin necesitar inversiones brutales para zonas de unas pocas miles de personas no fuera infinitas veces más ecológica que la del campo. Además nadie puede negar que el campo vota sistemáticamente a los grandes partidos y a sus políticas mal llamadas progresistas. Ninguna diferencia en este aspecto con el barrio más perroflauta del pleno centro de Madrid.

En fin, hay odios para elegir, siempre me ha gustado ver estás cosas desde la barrera, desde mi autoimpuesto exilio en mitad del desierto.

No veo nada de fentanilo y sus zonas chavolistas