Este Sábado, como otros muchos, mi chica y yo teníamos reservado en un restaurante que encontramos en una conocida plataforma de ofertas gastronómicas, ocio y demás que abundan por la red.
Estaba a media horita en vehículo de casa y hacía un día de mierda por las lluvias torrenciales que están reventando el país desde hace una semana aproximadamente, y tan solo disponemos de moto, porque donde vivimos tener un coche es cuanto menos inviable, pero, debido a que hacía tiempo que lo teníamos reservado, y la buena pinta que tenía, aprovechamos un cese temporal del diluvio para ir para allí.
El sitio tenía pinta de ser bastante agradable, en un enclave de montaña, con terrazas a pie del monte, bajo una arboleda, fuentecita... Muy bonito todo. Lo que también le daba puntos para la visita
El menú prometido estaba formado, a elegir entre 1 Primero, 1 Segundo y 1 Postre por cabeza, de los que a continuación os detallo:
Entrantes
Ensalada de queso de cabra con frutos secos
Croquetas de bacalo con finas hierbas
Crema de boletus con especias orientales
Escudella montañesa con galets
Calzone de atún con rúcula y parmesano
Tallarines de ternera a la burrata y pesto
Plato Principal
Atún con reducción de apio y hierbas provenzales
Arroz del Señoret
Entrecot de ternera (+-350 gr.) con patatas y alioli
Ossobuco al oporto con verduras frescas
Sepia al ajillo con ensalada mixta
Salmón al horno a la marinera
Postre
Crema catalana
Pudding casero
Flan casero
Helado de 3 bolas
Yogurt
Fruta del día
Natillas caseras
Arroz con leche
Además, podías regarlo con 1 botella de vino para 2, o, en su defecto, refresco o agua por cabeza, lo cua tenía una pinta bastante aceptable para el precio que habíamos conseguido, acerca de 30€ creo recordar las dos personas.
Llegando al lugar, la angosta carretera comarcal que recorrían mis Battlax llena de piedras, baches y algún socavón en el que podrías encontrar una cabra muerta despeñada ante tal precipicio, iba dando pie a las primeras sensaciones que recorrían mi mente.
"Está en la montaña, es normal que la carretera no esté tan bien cuidada" le comentaba a mi chica mientras rezaba por no reventar una rueda, tratando de convencerme más a mí mismo que a ella.
A la entrada, un cartel que informaba de "Organización sin ánimo de lucro" disparó mi demigrómetro.
"Fijo que es una secta altruista de estas veganas que nos van a comer el puto tarro, si es que no nos roban los objetos tecnológicos y nos secuestran" pensamos prácticamente al unísono. Pero no habíamos llegado hasta aquí jugándonos un ostión o una buena chopada para quedarnos en la puerta, así que, con más miedo que curiosidad, avanzamos hacia el interior del recinto.
Un Smart ridículo ocupaba las 3 plazas de moto del aparcamiento, por lo que, para evitar encontrar mi preciosa máquina en el suelo a la salida, decidí dejarla al lado de una compostadora de Biomasa que tenían por allí bien documentada, y nos dirigimos hacia donde el cartel de Restaurante apuntaba.
Cruzamos la terraza, la cual era la de las fotos, preciosa aunque llena de hojas como corresponde en esta estación, y una vez dentro, preguntamos al chico que había en la puerta sobre nuestra reserva.
Algo era peculiar en el ambiente, no detectaba el qué, pero algo fallaba, algo no era normal... El chico bruscamente nos dijo que sí, que por aquí y con un andar peculiar, nos llevó a nuestra mesa, bien identificada con nuestro nombre de reserva, 2 copas de Cava como bienvenida, y los cubiertos y cartas listas para elegir que íbamos a tomar.
Había mucho alboroto, debido en gran medida a la cantidad de clientes que había en el local, pero me llamó la atención las formas de hablar de los camareros, los cuales gruñían y servían de forma torpe y brusca a mi parecer. Luego entendí el por qué.
Un cartel al lado de un cuadro mal colgado de un molino al lado de un río en un entorno idílico rezaba lo siguiente: "El 99% de trabajadores de este local es gente con discapacidad psíquica o mental, rogamos por favor, se comporten con la compostura esperada y el respeto que merecen".
"Bonita iniciativa", pensamos ambos, una forma de reinserción laboral para gente que lo necesita, al fin y al cabo.
Mientras el amable camarero nos depositaba un panecillo por cabeza en un plato individual con sumo cuidado, y una nerviosa camarera desbordaba claramente las dos copas de Cava por la mesa, sin aparente intención de detener el servicio, di un par de pasitos hacia atrás con la silla para que gotearan al suelo los restos y, con mi pareja, nos dispusimos a ojear el menú para ir eligiendo.
Aquí llegó nuestra mayor sorpresa, cuanto menos extraño que llegara tan tarde teniendo en cuenta como estaba sucediendo todo. El menú ofrecido no se acercaba ni de lejos al prometido en la oferta que compramos. Este proponía lo siguiente:
Entrantes
Ensalada de la casa
Croquetas caseras
Escudella
Plato Principal
Paella (Mínimo 2 pax.)
Fideuá (Mínimo 2 pax.)
Pies de cerdo
Postre
Brownie
Yogurt
Flan
Mi cara se convierte en el fiel reflejo de
del mismo modo que el día de mi
comida con espectáculo ya narrada al ver tremendo festín. Menú cortito de currante de entresemana que salía hasta caro habiéndolo cogido como "oferta".
De primero tratamos de pedir ambos Escudella, debido a que era de lo poco que se mantenía del menú original, pensando que quizá sería lo de más calidad, pero el camarero, a pesar de dirigirnos a el, nos dio un bolígrafo, y nos dijo de forma algo alterada que marcáramos con una X nuestras elecciones, que si no se le olvidaban...
Hicimos lo suyo, seleccionando ambos lo mismo, debido a que si 2 de los 3 platos son mínimo para 2 personas, ya os informo a los menos ilustrados en matemáticas por aquí que si o sí, el segundo va a ser el mismo para la pareja.
"Escudellas y Paella crack! Muchas gracias!", le dije amablemente.
- Sí. SÍ!!!!! Respondió con energía, en un tono muy elevado. Notablemente contento.
A los 30 minutos llegó una Escudella, la cual amenazaba violentamente con acabar sobre el vestido escotado de mi chica. Para los entendidos del mundo de las apuestas, que a nuestro apasionado camarero se le escapaba el plato y lo derramaba sobre mi parienta se pagaba a cuota 1'09, pero por caprichos del azar, acabó magníficamente medio derramada sobre la mesa.
- LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO LO SIENTO!!!!!! *lloros
+ "No te preocupes hombre, ha sido solo un poco, ya está." Le dijo mi chica, tratando de calmarle
- EJQUE PESA UN MONTÓN
+ "Lo imagino, no te preocupes vale? Ya está. Nos traes unas servilletas, un poco más de pan y una Cocacola?", le preguntó de forma muy amable la misma.
- "COCACOLA NO ES DEL MENU! MENU VINO!" espetó efusivamente el chiquillo.
· "Te la pagamos aparte, no te preocupes." Le propuse.
- "NO, ES, DEL, MENÚ" insistió con cara de pocos amigos.
Una chica que no lucía el uniforme de delantal lleno de Escudella y trozos de ensalada por doquier apareció, y nos dijo que nos traía la Cocacola enseguida, y que invitaba la casa, mientras se llevaba al pequeño gruñoncín medio a empujones diciéndole que si eso son formas de tratar a la gente. Me imagino que esta sería el 1% de "los otros" trabajadores. Sea como sea, dijo:
- "TRAE MÁS PAN A LOS SEÑORES, CARLOS".
+ VOY VOOOOOOOOOY
Carlos, que así se llamaba, llegó con una bandeja repleta de panecillos, y depositó 1 de ellos en cada uno de nuestros platillos, no sin antes derramar la botella de vino en mi HJC recién limpiado, con la visera bien abierta para ventilar. Cortesía de la casa
+ AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYY YY JOPEEEEEEEEEEEE
- "QUE HAS HECHO CARLOS!?" Gritaba la encargada desde la otra punta del comedor.
· "Vale mira ya está, trae los segundos en lo que me acabo lo que queda de esto" Le pedí a la encargada.
- Lo siento de verdad, invita la casa, te traigo papel para limpiarlo?
· Déjalo mujer, es vino y el interior tela y esponja, en llegar a casa ya lo desmonto y lo lavo, y rezaré por el camino para que no me paren los mosos y me huelan la puta cara
- De veras mil disculpas, invitamos nosotros...
· Si ya te hemos pagado, por una oferta y tal de Internet, no te molestes, no pasa nada, es una iniciativa bonita, ha sido un descuido ya está.
Hora y cuarto de entrar, con media escudella (bastante aceptable por cierto), cada uno en el estómago, llega la paella, y Carlos y su compañero nos la presentan de buen modo, mientras nos la sirven en un plato.
Como buen Valenciano que soy, podría hacer sangre de esta paella, pero digamos que era un buen Arroz a banda, se podía comer, y transcurrió sin incidentes reseñables para nuestro asombro.
Apunto de terminar la paella llega Carlos, y nos grita "EL POSTRE EL POSTRE! NO HABÉIS ELEGIDO EL POSTRE, QUE QUERÉIS DE POSTRE? EL POSTRE!"
Seleccionando con la X de nuestra hoja anterior, manchada de todos y cada uno de los alimentos que habían en aquella cocina, el Brownie, Carlos se retira a toda velocidad haciendo unos ruidos muy pintorescos.
Llega raudo escasos minutos después con 3 porciones de Brownie, y nos dice que por lo que ha pasado nos regalan una. Se lo agradecemos. Nos pregunta por los cafés, le digo si tienen tés y me dice que sí, largándose a toda velocidad a la cocina sin darme opción a decirle si quería uno, o de que tipo.
Mi chica, manteniendo la compostura y la risa ante todo lo sucedido, trataba de limpiar el casco, que goteaba todavía vino de calidad dudosa por los respiraderos superiores.
Interrumpe Carlos, con un desgarrador "QUE TÉ EH QUE TÉ QUIERES QUÉ?"
- "Verde?" pregunto intimidado.
+ "SÍ!" y va a por el.
Vuelve veloz con un té verde y una taza vacía, a lo que le pedí el agua caliente y la trajo, completamente fascinado porque le pida agua caliente.
Comienzo a tomarme el té y Carlos, interrumpe con un "LA CUENTA?", a lo que le digo que sí.
Va corriendo por ella y vuelve al grito de "LA CUENTA LA CUENTA".
Ponía una Cocacola, un "agua caliente" y pan extra, total de 0€.
Le digo pues ya está no? e intento proseguir con mi té, a lo que Carlos pregunta: "OS VAIS?"
- Ahora en terminar hombre, no me he acabado el té...
+ VALE OS VAIS LUEGO?
- Sí... Sí.
Y nos fuimos luego, mientras a nuestra salida, un sonido de una taza desvaneciéndose en el suelo daba fin a la genial comida.
La moto seguía allí, no llovió y, al menos, pudimos volver a casa sin incidentes, y con un olor a vino en la calota que aun a día de hoy persiste post lavado, pero bueno, nada como entrar un Lunes a trabajar bajando de la moto apestando a vino de tetrabrick, supongo.