Mi enemigo no se rinde

Tras lograr con mucho trabajo destruir su capital, rompiendo los constantes ataques de sus aliados y desplazándome sin cesar a terrenos más seguros para esquivar sus flechas y luchar con ventaja, diezmado hube de retirarme bajo su acoso continuo.

El atacado apenas sufrido el golpe, ha robustecido su presencia en sus dominios, colonizado terreno virgen con nuevos edificios y dejando abandonada su capital. Y yo embisto a su más peligroso aliado.

Me acerco a la periferia, reduzco a ruinas su castillo mientras sus hombres caen bajo mis catafractas. Derribado el castillo mis caballos penetran y reducen a escombros torre y monasterio. Apenas esto, el otro se había engrosado su dominio en terreno antes inexplorado, y me enfrentaba a un dilema, si proseguir la conquista o doblarle la rodilla al rebelde.

Conduzco mis caballos y máquinas contra su floreciente reino. Cada vez con menos hombres, tras cada batalla que pausa mi conquista, logro destruir todo su reino; pero cada pérdida propia es una dolorosa reducción de mi ejército, más y más pequeño y constantemente acosado por irregulares: la ruina ha reducido también a su ejército, pero envía constantemente pequeños contingentes contra mí.

¿Quién beneficiará a esta agotadora lucha?

Curioso paralelismo:

Campaña napoleónica en Egipto y Siria



Los franceses aplastan a los Mamelucos, pero el país del Nilo sigue ingobernable; la Siria inexpugnable les cierra el paso, y los galos se ven acorralados.

Iniciado por Diggernick

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Me mola, aunque se hace un poco confuso lo de "el atacado", "el otro" y tal.

El adversario, digamos ''1''; su territorio es el más próximo al terreno ganado por mi ejército; por tanto mi objetivo era neutralizar ese vecino, mediante la destrucción y ocupación de su territorio.


Era aliado de ''2'' y ''3'', sobretodo ayudado por ''2'' que era su vecino más fuerte y activo en la lucha por expulsarme, y que obviamente se sentía amenazado.


Me interno en el territorio de 1, y no sin pérdidas, venzo sus continuas tentativas de expulsarme, hasta que lentamente mi artillería gana posiciones cerca de su capital.

Mientras trato de destruir su valor estratégico, sigo siendo afrontado por bandas irregulares del asediado, y sobretodo sus aliados que han tomado el relevo de mi agotado adversario.

Finalmente sus aliados me neutralizan tras graves pérdidas; reducido y amenazado debo huir a toda prisa a terreno seguro apenas pude devastar la ciudad.

Dado que ''2'' y ''3'' han frustrado mi intento de profundizar mi conquista de ''1'', tras recibir refuerzos, decido atacar a su aliado 2 hasta que deje de ser una amenaza