Español con COJONES

Cargando Tweet...

Fijaos en su mirada de dandy pendenciero.

La guerra forma parte del español. España históricamente no ha destacado sino por su carácter bravo y antes que militar, guerrillero. La que montaron los barbudos descendientes de españoles en Cuba no fue casualidad. Gente ruda, aguerrida, temperamental, con muchos COJONES y que en consecuencia echa mano del acero acometiendo con todo pues el hidalguismo te predispone para ello. Los TERCIOS no guerreaban por dinero (que también) sino por el ORGULLO de ser españoles y sobre todo la HONRA de destacarse como los más fuertes, los más bravos, de los mayores COJONES. Que España decayera al final tiene mucho que ver con cómo amariposónaron a la población por parte del absolutismo degenerado.

Desde Viriato a celtas, íberos, astures, griegos, romanos y demás, la Reconquista, imperialismo mediterráneo aragonés, posteriormente Castilla en el Nuevo Mundo y qué decir de los TERCIOS, los Comuneros con Padilla comandando duro. Las partidas de guerrilleros que resucitan esa España indómita en 1808. El puto loco africanista de Millán-Astray es ese viejo Espíritu Español llegando tarde a la Historia. Cuando nos imaginamos a los Corteses, Pizarros etc. hay que verlos como Millanes-Astray, Gran Capitanes de la vida.

La poderosidad del español clásico (esta virtud nuestra se mantiene atemporal) reside en sus COJONES, su grandeza de espíritu, su fuerte y determinado carácter así como su temperamento bravucón y arrogante que le sitúa en primera línea de fuego sabiendo que como ESPAÑOL es donde te toca estar. Nuestra viril raza siempre destacó por la predisposición a abrazar la muerte antes de capitular. Esta dureza y exigencia para con uno mismo sumadas a las características ya reseñadas es lo que te hace devenir en un moderno Quijote tirando de barra de acero a la mínima buscando exaltar un espíritu español que infunde extraordinario valor y épica; un moderno Don Juan Alatriste Casanova paseando firme el empaque sin que le sostenga la mirada ni la puta que te parió al tiempo que va seduciendo mujeres con chulería, picardía, bravura y casta.

Hay que entrar en combate poseído por una furia germánica que te impele a destrozar al que se meta por medio. Eso es lo que sustenta los andares de chulo verraco matador e impone el statu-quo de los fuertes, los pendencieros, a los que no les tose ni la puta que los parió.

Han sido solo dos copitas Sr. agente