Iniciado por
Thunderstruck
Amigos, trabajo en un hospital de pacientes crónicos y en los ultimos 3 años en la unidad de paliativos del centro. Es duro, pues a veces ves ingresar una persona y a las horas fallecer. Nunca sabes cuanto se puede durar, pueden ser horas, dias, semanas o meses. Tambien es cierto aquello de la mejoria de la muerte, pacientes en las ultimas que de repente mejoran mucho para horas despues fallecer repentinamente. Los familiares precisan de ayuda profesional, pues es dificil de llevar y aceptar y aunque no lo creais, los enfermos lo pasan peor por ver a los familiares sufrir por ellos que por saber que van a morirse.
Dicho esto como presentación, os contaré mis vivencias, las cuales antes de ser auxiliar de enfermería, estuve como celador y a ese periodo pertenece mi primer relato.
Mis experiencias en la unidad de paliativos VOL.1: El muerto viviente
-Alrededor de las 4 de la tarde de un dia mas de trabajo, se nos llamó para trasladar un fallecido de la unidad de paliativos al tanatorio del centro. Aquel paciente, hecho polvo de tanta medicacion que tomaba (esto acerlera la descomposicion de organos), vomitó sangre y posos antes del traslado, haciendo mas dificultoso el pasarlo a la camilla. Al pasarlo a dicha camilla, sonó como el difunto expulsaba gases por la boca y abria los ojos (algo poco normal pero que en ocasiones puede suceder).
Una vez en el velatorio, procedimos a ubicarle en la bandeja de la sala para que se hicieran cargo los servicios funerarios, pero al depositarle expulsó un gas en forma de eructo muy fuerte, el cual le hizo contraerse e incorporarse como si estuviera sentado.
Salimos de alli por patas y avisamos al medico desde el telefono de la lavandería (zona mas cercana). Una vez volvimos y abrimos el sudario, estaba con los ojos como platos, se le volvio a tumbar, cerrar ojos y de momento asi quedaba la cosa.... pero nó, no acabó...
Al cabo de 1 hora, una señora que venia a visitar a un familiar enfermo, nos dijo que se escuchaban golpes y como arañazos en una puerta abajo en el tanatorio. Fuimos de inmediato, junto con el medico y supervisor de turno y alli nos encontramos que el supuesto fallecido no era tal, habia estado intentando salir, golpeando todo y arañando la puerta del velatorio con las uñas (habia unas cuantas partidas). Fruto de esa angustia de verse en esa situación, falleció por un infarto.
Fué una experiencia que siempre recordaré y que contada quizás no perezca tanto como vivirla en persona.
Si os gustan estos relatos os contaré mas experiencias vividas a lo largo de mis años trabajando en el hospital.