No hay nada de malo que a un hombre le guste el ballet

Literalmente Nada Malo

Mientras estaba leyendo en mi habitación escuché un ruido extraño.
Era como el aullido de un perro. Baje las escaleras y salí al patio. Lo que vi me dejó petrificado, era mi vecino Patricio el del quinto. Estaba a cuatro patas aullando y corriendo a patas como un perro. Me acerqué a el y le acaricié la barriga,después le di galletas oreo y le enseñé a dar la patita y a sentarse. De eso hace ya una semana, desde entonces saco a Patricio por las tardes a dar un paseo y a pasar un rato en el pipican.