Ser un revolucionario es una apuesta

Ser un revolucionario contra el ser de las cosas es una apuesta arriesgada con casi todas las papeletas de perder. El ser revolucionario casi siempre es una necesidad que te pide el cuerpo con la juventud, al ver las injusticias que comete el mundo y tu entorno, es un impulso que surje de lo más hondo al no entender el porque esto sucede y la necesidad de cambiarlo.

Pero sobre todo, ser revolucionario, si se es de verdad, es algo de por vida. Un estigma que difícilmente te vas a quitar.

Al ser uno revolucionario de joven, aplica todos sus impulsos en cambiar el mundo, a un mundo que no quiere cambiar, o que si quiere cambiar, pero no en la dirección que tu le dictas. Pocos son los revolucionarios que son capaces de medrar en sus sistema semimeritrocratico, y son esos, los que impulsan los cambios y logran su sueño (a medias). El resto de gente que quiere cambiar el mundo, es utilizada y se desmarca de una sociedad que les mira con recelo.

Las empresas y las personas que trabajan y viven del sistema, no van a dar oportunidades a aquellos que se revelan en contra del pan de cada día, sobre todo en un mundo empresarial en el cual cada vez los Junior tienen más relevancia (vease el sector de la comunicación).

Apuestas por ser revolucionario o por los revolucionarios?