He tenido una visión de salvación, hermano

Que me he levantado atormentado, en principio estaba en habitaciones de vanidad, sabes, mujeres sensuales que codician el espíritu del hombre, lugares dónde se respira lujuria y se visualiza la ostentosidad. Todo tipo de placer y deseo carnal, un grupo de productos y objetos refinados, moquetas rojas en los suelos, lámparas bañadas de oro, sofás de piel, luces hipnotizantes, sabes.

Hasta que empecé a tomar una conciencia profunda de que todo aquello no aprovechaba si quería salvarme del infierno, si no quería cadenas invisibles para que el humano que muera en lugares mundanos, que decir, terrenales, aquí no avanza hacia la verdad del espíritu, la verdad que libera y trae luz.

Una vez que discerní esto, empecé a huir disimuladamente, de manera sutil me fui de aquella mansión refinada llena de perdición. Entonces empecé a adentrarme en fríos y oscuros pasillos que conducían a los engaños en los cuales yo me encontraba, engaños de muerte eterna, engaños creados para el mismo fin pero con muchas apariencias y máscaras distintas. Una vez que me encontraba en aquellos pasadizos tenebrosos y tétricos como escenarios, sabes como, como escenarios del videojuego Doom , me alié con una persona muy activa y sensible que no dejaba de hablarme siempre de manera para solucionar mi situación de ansiada escapada de aquella oscuridad, de aquellos múltiples y largos pasillos invadidos por tinieblas densas calles las cuales se vifurcaban y trifurcaban muy seguidamente. Me encontré con habitaciones en las cuales había monstruos, ¡monstruos! Que con todo ímpetu y fuerza bruta querían impedir mi avance hacia mi anhelo de encontrar la salvación. Me acuerdo del nombre de uno de esos seres, que se llamaba "Reacio a la Verdad", ja! Imagínate.

Una vez que por gracia divina huía de esas habitaciones llenas de cadáveres, muerte y estos seres espectrales diabólicos, volví a encontrarme en pasadizos que me conducían a otras habitaciones y otras habitaciones, algunas de ellas estaban vacías y con un silencio sospechoso, debo reconocer que me causaban más miedo y pánico las que estaban sin presencia espectral, vacías y desiertas sólo con un mueble pobre y sucio y tétrico que cuando en ellas había un ser demoníaco que me chillaba y buscaba golpearme y derribarme para que cogiese pavor y retrocediese.

Recuerdo que en una de esas habitaciones me encontré con un tipo fuerte pero que estaba llorando y bloqueado por la dramática y horrorosa visión de aquel lugar que acosaba con la más profunda oscuridad y le dije: Oye, oye, vámonos de aquí que sólo hay perdición y muerte. En tanto que me siguió por un corto tramo pues su horror y falta de fe en que había una salida era tanto que lo paralizaba y era una pesada carga para mi. ¿Sabes cómo se llamaba? "Amor al dinero".

Ya ansioso de escapar, seguí mientras él se quedó en una habitación dónde había un monstruo medio hombre medio reptil en tanto que con mi aliado fuerte, el Amor al dinero quedó atrapado en una inerte habitación llena de lodo, sangre y con una iluminación lúgubre y tenue. Mientras corría por salvar mi vida llegué a una habitación enumerada con el siete en la puerta, número que me esperanzó. Entré apresuradamente y salí a un gimnasio en el cual todas personas me saludaban con afecto y cordialidad aunque la atmósfera y las miradas que percibí mientras corría hacia la puerta que daba a la calle eran sospechosas para mi alma cargada por el hecho de que había distracción y vanidad en sus intenciones.

Una vez que encontré la salida a la calle, corrí tanto como pude sin detenerme en ningún lugar ni con ninguna persona hasta llegar a una encrucijada de calles. Me paré, medité, la alegría de la claridad vino a mí...