hecho de menos mi trono

era un trono falso pero bonito. Llegabas bien duchado y trajeado. También humilde por condición propia y algo acojonado, que no cortado. A ellas no les importaba ese exceso de sensibilidad. Procurabas relajarte y no hacer el tontopollas porque el tiempo de espera lo era también de observación oculta. Nada de bebidas ni presencia de otros tíos. Norma y cortesía respectivas de la casa. La bollera especial llamaba a las pericas. Un tipo en busca de amor. De sucedáneo. Entonces bajaban todas. Pero faltaba la rubia cañera. Una cabrona no muy alta que digamos pero con un cuerpazo que ronroneaba en primera como un porsche. Habitualmente preguntabas dos o tres veces el nombre de alguna. A cada cual mejor y tú sin poder decidir. Pero ya venías decidido. No era lo buena que estaba ni lo bien que trabajaba, sino que te había gustado pero de verdad. Amor por una puta, buena putada.

Venía sonriente secándose el pelo con la toalla. Todo puro fingimiento. En realidad estaba por irse. Pero eras un pedazo de cliente y ella lo sabía. Las otras ponían cara de decepción y asco. Como diciendo: " ¿ qué tiene ésta que no tengamos nosotras?". La mujer mayor, la portera, la bollera " madamme" se sonreía. Sabía como la ínclita que el perico estaba bien, pero bien, cogido por los huevos.

Ella tenía una bonita ficha policial y muchas horas de movidas entre tipejos de mala calaña. Pero para tí era diosa, princesa, reina, maestra... Así que venías bien borracho para meterte como siempre con ella en la cabina de hidromasaje e intentar... decirle... bueno, ya saldría, espontáneo y tal ¿ no era eso lo que contaba?.

Unos besitos protocolarios en aparente amistad y compadreo que tu inteligencia no aprobaría. Pero la inteligencia se había quedado esperando en la calle. Y tú disfrutando del estatus de amiguete especial en el reino de la mentira. El más auténtico dentro de un sistema falso. Paradoja que no llevaba a parte alguna pero te daba igual incluso sabiéndolo.

Pues lo hecho de menos, shures. No por las mentiras tomadas como verdad, que nunca me las creía realmente. Sino por las verdades propias ejercidas como mentiras. La mentira de pagar. Pero que me permitía el acercamiento. La percepción de las posibilidades de la vida. El pleno de la relación que sería una relación plena. No una en la que hubiera que decidir entre amigo o amante y con todo elevado a la máxima potencia. Las mejores amigas no las quería para follar. La mejores para follar las habría querido para novias. Pero deseo es deseo ¿ no?.

La respuesta, claro está, matar el egoismo a la altura conveniente. Conformarse y endurecerse espiritualmente. Pero mucho pedir. Sobre todo porque el porsche de niña que estaba de puta madre, también era una tía de puta madre. Y claro, incluso aceptado por simpatía o incluso piedad, una persona con sus propias preferencias.

Nunca resolví la cuestión. Pero tengo claro que quiero, aún quiero, una cadena sólida para que cuando me encadenen, si ocurre, no anhele libertad.