Te pasaste la noche intentando chupármela. Pero no te dejé. Fuí determinado en mi resistencia y me cubrí bien para que no me pinchases. No te dí ni una oportunidad. Y mira que fuistes pesada acosándome todo el rato. Cuando creía que te habías dormido tú también, ahí estabas pretendiendo acceder a mí. Mi calor te ponía, lo sé. Mi sudor era incluso un estímulo para tí. Eres así de guarra y asquerosa. Te hubiese encantado sedarme para poder clavármelo y darte el lote. Pero yo ya conozco a las que son como tú. Vas de inocente de un lado para otro y cuando menos te lo esperas te las chupas. Es tu dosis. Con lo pequeña que eres y no tienes nada de muerta. Viva y bien viva. Siempre que haya calorcito sales zumbando a por los cerdos como yo. Que te damos la vida. Pero ésta vez he sido más astuto y te he dejado hambrienta. So cabrona.