La Historia de Fulanito. Aviso de tocho.

AVISO: Esto es un tocho.

Fulanito era un chaval pequeñín que no destacaba en nada. Sus padres tampoco se esmeraron mucho en su educción: colegio y poco más. Humilde, discreto y educado. Sin embargo, sin ser dotado de gran habilidad, inteligencia, físico, capacidad para acaparar la atención... Fulanito sentía un especial interés en la música. El chaval consiguió que sus padres le compraran un instrumento musical.

Cuando Fulanito tocó por primera vez, sonó horrible. Como si una morsa estuviese haciendo el medievo a un gato. Pero Fulanito, animado, decidió seguir tocando. Empezó muy suave, y cuando fue pasando el tiempo, empezó a esforzarse. Cada vez más.

Siguió trabajando su aficción, y al cabo de los meses había aprendido ciertas cosas. No sonaba tan mal, pero no del todo bien. Si ya no sonaba a la sodomización del gato por la morsa, menos mal, cierto era que sonaba ahora como si un oso lo hiciera con ardillas. Es decir, menos mal pero no bien.

Fulanito, siendo realista y conociendo sus limitaciones pero siendo consciente de que había mejorado algo, decidió esforzarse un poco más. Y un poco más cada día.

Los años pasaron, y Fulanito pasó ese tiempo aprendiendo solo. Sin embargo, decidió juntarse ocasionalmente con gente que supiese y le enseñara, tocando con ellos u oyendo, a veces pagando por unas lecciones.

Ya adulto, Fulanito consiguió un trabajo aceptable con el que poder vivir. No tendría tanto tiempo para dedicarle a la música, pero lo sacaría de todos modos, y se esforzaría en mejorar, en trabajar la técnica.

Fulanito se sintió atraído por el jazz: un grupo de gente que tocase la misma música pero que pudiese cada uno destacar con sus particularidades personales. Eso era lo que le iba a él. Así, fue frecuentando garitos donde se tocara tal género y escuchando cómo se organizaba la banda.

Un día, Fulanito, consciente de que ya no tocaba mal, sino "no mal tirando para bien" (ya no era u oso haciéndolo con una ardilla), decidió ir al Bar A, donde tocaba un grupo de jazz llamada Banda J. Les preguntó sobre poder tocar con ellos. La primera vez le dijeron que no. Pero Fulanito fue otra vez, y hasta una tercera visita al bar tuvo que hacer falta para que los músicos accedieran.

Cuando Fulanito tocó, recibió lo que esperaba: nada. Es decir: Fulanito tocó bien, se adaptó a los otros músicos, improvisó a su manera y de acuerdo al resto de intérpretes, pero no era cojonudo. No como los intergrantes de la BandaJ. ¡Por Dios...! Ni siquiera la banda era genial... Los músicos agradecieron a Fulanito su participación, le recomendaron venir otro día y adiós muy buenas.

Fulanito siguió tocando tanto a solas cuando sacaba tiempo, como con la banda de vez en cuando. A veces iba sólo a escuchar. Pero de todas maneras Fulanito trabajaba: cuando tocaba se esforzaba más y más por mejorar, y cuando sólo escuchaba, lo hacía aprendiendo, sin que le entrara por una oreja y le saliese por la otra.

A medida que pasaba el tiempo, los músicos de la BandaJ advirtieron cómo Fulanito tocaba mejor y mejor, haciéndoselo saber. Un día, uno de los integrantes de la banda, Zack, le invitó a ir a otro bar a tocar con otros músicos. Cuando Fulanito improvisó, los demás se quedaron anonadados. Les gustó lo que oían. Fulanito se adaptaba genial, y tenía un sonido único.

Ésta nueva banda, llamada BandaAzufre, se quedó tan impresionada que quisieron incorporar a Fulanito. Y Fulanito aceptó, llendo de concierto varias veces.

Pasado el tiempo, la GranBanda anunció el deseo de incorporar a un nuevo miembro. Para ello habían organizado una entrevista de los solicitantes de tal puesto. Éste grupo ofrecía grandes posibilidades: giras en el extranjero, tocar junto a los mejores músicos del panormala del jazz, ...

Fulanito gastó parte de su dinero en viajar a la ciudad donde estaba la GranBanda. En la sala de espera estaba Firuláis, un gran músico: de él se sabe que desde chico tenía talento, y había tocado mucho desde que sabía caminar. Era un dotado y gran experimentado. El resto de solicitantes no eran conocidos.

Los músicos de la GranBanda llamaron a Firuláis a tocar, y desde otra sala, se oyó cómo su técnica era insuperable, su sonido singular, su técnica inmejorable. El siguiente era Fulanito. Podía estar satisfecho. Gracias a su esfuerzo estaba a la altura del virtuoso Firuláis. Cuando acabó su entrevista, sin embargo, consideró la posibilidad de que no bastase, y que cogiesen a Firuláis. No le sorprendería. Era una persona que había nacido con un don. Pero no sólo eso. Al igual que él, había trabajado duro para mejorar el talento. Fulanito estaba satisfecho con haber llegado a estar en la misma competición que un genio, y de que partiendo de que no tenía talento, su interpretación se comparase a la de aquél en calidad.

La entrevista acabó para todos, y la GranBanda los hizo esperar media hora. Uno de los miembros salió y anunció que la banda había decidido escoger a Menganito.

Menganito era uno más, como Fulanito. Y al igual que él, no había nacido con un don. Sin embargo, cuando Menganito había hecho su entrevista, su interpretación era pésima. No sonaba a una morsa haciéndolo con un gato. Más bien, sonaba a una morsa que sodomizaba a una gabiota y a la vez era empujada por un elefante. No sonaba a trabajado. ¡Qué coño! Seguro que ni se había esforzado.

Pero lo habían cogido a él.

- Bueno, chicos, lo siento, pero ha ganado el mejor.- dijo Menganito mientras se fue a hablar con la banda.

Fulanito no salía de su asombro. Fulanito había trabajado. Se había esforzado. Pero habían escogido al mediocre. Ni siquiera habían escogido a Firuláis. Toda la energía de años...para nada.

- No te preocupes, chico -le dijo Firuláis, al advertir el rostro amargado de Fulanito-. Ésto ya lo he visto otras veces. Siempre igual. No quieren un músico, chico. No quieren a alguien que sepa, a alguien que haga un buen jazz... Quieren a un esclavo. Quieren a alguien que, al tocar mal, haga destacar a los otros. Están utilizando para obtener el beneficio ellos. Lo único que puede hacer Menganito es crearse la ilusión de que es igual al resto en calidad, y esto no es así. La realidad llega de todas maneras...

- Pero he dedicado mucho esfuerzo. Mucho trabajo. Mucho tiempo y dinero. ¡Y supongo que tú también! ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?

Firuláis se sacó un cigarrillo con toda la calma y con todos sus cojones en medio de la sala, y entre que saboreaba el tabaco y que echaba humo cual chimenea, dijo:
- Porque he conseguido cosas. Mientras trabajaba, he ido mejorando. Sí, parece que mi esfuerzo y mi don natural no sirven ante tal mequetrefe que toca como si de una hiena torturada se tratase. ¿Pero sabes qué? A lo largo de mi "viaje musical", he aprendido cosas que ese chico no; he mejorado, cosa que ese chico no; he ocado con bandas alrededor del país, me he ganado un nombre en ésto del jazz... Cuando la GranBanda toque en serio, ¿qué crees que harán con el chico que se cree caviar entre caviar? Lo despedirán. Como si te diesen por el culo y ni te diesen el detalle de hacerte una paja. Y así la realidad aparece: que has sido usado.
>> Es mejor no juntarte con este tipo de bandas, chicos, o juntarte teniendo en mente que es temporal, como llevo trabajando yo toda mi vida.
>> Además, ¿era ésta tu meta? ¿No trabajas por mejorar, mas que por tocar con esa banda específica? ¿Acaso con el trabajo que has hecho no has mejorado, no has alcanzado cosas que ni te pensaste que podrías haber llegado a alcanzar? ¿No tienes otras oportunidades?

Y Firuláis se fue, cigarro en boca, manos en los bolsillos de la gabardina.

Y Fulanito sintió que a lo mejor Firuláis estaba en lo cierto.



FIN.


¿De verdad hace falta mostrar la moraleja de todo esto?

Iniciado por Endesde

El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.

Pero al final Firulais se folla Fulanito o no??

No. Cada uno se va por su lado y no se vuelven a ver en un tiempo. Firuláis seguirá con lo suyo, y Fulanito seguirá trabajando y mejorando.

Puede que se vuelvan a ver en un futuro tocho.

En clave de humor, consideraré un romance si lo creo oportuno, pero no me gustan las historias de amor y no la considero necesaria. La verdad es que no había pensado en la orientación sexual de ninguno.