Hollande decreta el "estado de excepción económico en Francia"

El presidente francés François Hollande, que se juega su futuro político en la mejora de la economía francesa y, especialmente, del empleo, ha anunciado esta mañana un plan para frenar el paro galopante. Con 600.000 desempleados más que cuando tomó posesión en 2012, Hollande ha decretado en Francia "el estado de excepción económico y social" con unas medidas para incentivar la formación y la contratación de 2.000 millones de euros. Cunde el escepticismo sobre la enésima promesa de Hollande de invertir la mala tendencia. El presidente prometió no presentarse como candidato al Elíseo para 2017 si no lo lograba. Tiene un año y medio para conseguirlo.



El presidente francés ha presentado su plan en tono solemne. Ha empezado a hablar de la amenaza terrorista que le condujo a decretar al estado de excepción para continuar: "Considero que frente a la coyuntura económica adversa y un desempleo persistente hay también un estado de excepción económico y social que hay que proclamar", ha dicho François Hollande ante los actores económicos en la sede del Consejo Económico, Social y Medioambiental de París.


El plan presentado hoy supone una inversión de 2.000 millones de euros para el año 2016. La mitad se destinará a la formación de medio millón de parados suplementarios, especialmente para los menos cualificados. Otra parte importante se destinará a bonificaciones a los nuevos contratos de larga duración para empresas de menos de 250 trabajadores, siempre que el sueldo sea 1,3 veces superior al salario mínimo (en torno a los 1.450 euros al mes). Hollande ha anunciado también que se aumentarán hasta 50.000 los beneficiarios (ahora 8.000) de los contratos de profesionalización que son mitad formación práctica y mitad formación teórica. La mitad del dinero saldrá de las arcas del Estado francés, a las que se añadirán las aportaciones de los actores sociales y, quizá, de las regiones.


El plan de choque del dirigente socialista prevé atajar la curva ascendente del desempleo, que afecta en la actualidad a 3,57 millones de personas en Francia, un 10% de la población activa. No ha mencionado la reforma laboral que viene exigiendo la patronal francesa. Esta asegura que las cargas sociales y el caro despido disuaden a las empresas de acometer nuevas contrataciones. Como desgrana hoy el periódico económico Les Echos, el problema de Francia es la incapacidad de su sector privado para generar empleo. Dicho sector ha creado solo 57.000 puestos de trabajo entre mediados de 2013 y mediados de 2015 frente a los 482.000 en Alemania y los 651.000 en España.


El Gobierno socialista de François Hollande prevé tomar más medidas a lo largo del año para incentivar la economía francesa. El problema es que en política año y medio (lo que queda para las próximas presidenciales) es una eternidad, pero en economía es un margen pequeño para invertir la tendencia. De ahí que las quinielas para la candidatura socialista al Elíseo sigan en Francia desatadas. En los sondeos ya se baraja junto al primer ministro Manuel Valls el nombre del ministro de Economía Emmanuel Macron, uno de los últimos en llegar al Ejecutivo.

Entre éste y el judío de Sarkozy los gabachos se lo han pasado (y se lo pasarán) teta.