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Felizonio
Si bien la mitomanía no está descrita en el manual del DSM (Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales) como un trastorno mental distintivo, muchos autores se refieren a la mitomanía o mentira patológica como una tendencia a mentir. La mitomanía no es una enfermedad en sí misma sino que corresponde a un conjunto de síntomas que pueden presentarse en diferentes patologías psíquicas, dice Pilar Gamboa Afcha, Master en Programación Neurolingüística y Neuropsicologia.
“El mitómano sabe que miente y generalmente sus historias comienzan siendo un intento de llamar la atención, recurre a esta conducta continuamente sin pensar en las consecuencias y que eventualmente hace que termine creyendo sus propias mentiras, es cuando la línea entre la realidad y la fantasía se confunde”, explica.
La mitomanía es utilizada como medio de protección de una realidad que no le es agradable.
“El mitómano no miente por gusto, en realidad hay un desajuste y una incapacidad de adaptarse al entorno, es como si se protegiera a través de la mentira para no sentirse dañado. La mentira compulsiva no es un trastorno en sí mismo, es una manifestación clínica, una sintomatología que forma parte de otros trastornos. En la mitomanía hay una creación de personajes, porque el mitomaníaco está insatisfecho consigo mismo, no tolera su autoimagen, no la soporta. El mitomaníaco necesita mostrarse como el ideal de quien quisiera ser”, asegura.
“El mentiroso inventa historias sobretodo como protección o para obtener algún beneficio. En cambio el mitómano lo hace de manera compulsiva y su objetivo es el de auto convencerse para mejorar partes de sí que no son aceptables para él mismo. En el mitómano hay una tendencia a desfigurar la realidad de manera constante”, dice.
Los mitómanos también se diferencian de los psicóticos porque si bien se dejan llevar por sus fantasías, mantienen un juicio de la realidad suficiente como para darse cuenta de que están mintiendo, asegura.
“Cuando la persona está mintiendo porque hay un beneficio psicológico de placer, de relajación, de construcción de una realidad alterna, es que hablamos de un mentiroso compulsivo o un mitómano. El mitómano miente de forma enfermiza. La mentira le produce satisfacción y placer”, dice.
CAUSAS DE LA MITOMANIA
“La mitomanía corresponde a factores psicopáticos, a trastornos de la personalidad. Todas las mentiras tienen que ver con la negación, se las utiliza contra estímulos internos o externos que provocan ansiedad. La mentira funciona intrapsíquicamente ofreciendo una forma de protección frente a los afectos dolorosos y las fantasías asociadas al fracaso de alcanzar metas internas”, indica.
Entonces la mentira sería un mecanismo de reducción de la ansiedad o culpa, cumple una especie de papel defensivo ya que niega una realidad desagradable y la reemplaza por otra “mejor”, dice Gamboa.
“Algunas personas la utilizan para mejorar su autoimagen y así disminuir el malestar que les provoca su baja autoestima. Personas que no se auto valoran ni aceptan como son, pueden crear una realidad paralela más satisfactoria.
La insatisfacción puede conllevar una necesidad muy grande de recibir afecto y admiración. Estas se denominan mentiras compensatorias, que muestran una carencia emocional. Por ejemplo, cuando no se obtienen buenos resultados en el ámbito académico, la persona puede inventar que los maestros alaban sus intervenciones, o por el contrario, dice obtener malos resultados por culpa de otros o inventan historias para dar más valor a sus logros. Así en todos los ámbitos de su vida”, explica la experta.
El mecanismo que lo origina es relativamente simple, en un primer momento la mentira aparece hacia uno mismo y hacia otro de forma consciente y deliberada, pero con el tiempo, el sujeto acaba convencido de la realidad de sus afirmaciones, momento en que el proceso se vuelve inconsciente y las afirmaciones pueden ser cada vez más fantásticas, dice.
SÍNTOMAS
Puede ser un poco difícil de identificar al mitómano porque la mayor parte de las veces las mentiras están muy bien confundidas con la realidad. Suelen mentir sobre su vida, trabajo, salud, edad y muchas cosas que no necesitan ser inventadas.
“El mitómano tiene algunas características que no son generalizables pero que se dan en muchos casos, como ser una persona convincente, manipuladora, sabe actuar, cuenta diferentes versiones del mismo tema a personas diferentes”, dice.
Algunas manifestaciones de la mitomanía son:
Elevados niveles de ansiedad cuando enfrentan situaciones que los incomoda.
Dificultad para resistirse al impulso de inventar otra realidad.
Liberación del estrés por la presión que siente y satisfacción por no ser descubierto.
Entre las manifestaciones de la mitomanía que le son propias y la diferencian de otras adicciones están:
Tendencia a falsear la realidad con grandilocuencias.
Búsqueda de aceptación y admiración de sus interlocutores.
Baja autoestima y pocas habilidades sociales.
Miedo constante a ser descubierto.
Incremento progresivo de la magnitud de las mentiras con el tiempo.
TRATAMIENTO
Es muy difícil que quien sufre de mitomanía busque ayuda profesional, generalmente irá a consulta por otras razones.
“Este trastorno de la personalidad debe trabajarse con mucho cuidado, la persona tiene muchos problemas en la estructura de su personalidad como para poder reconocer, evaluar y admitirse tal como es. La mitomanía es un fenómeno complejo, a diferencia de otras enfermedades mentales. Tiene muchas incidencias y consecuencias en la vida de aquellos que tienen que vivir con la enfermedad. En la actualidad, el paciente se puede curar con terapia psicológica”, asegura.