Desprecio tanto al progre de salón como al derechista rancio que presume de tolerante y demócrata, cuando en la práctica es todo lo contrario de lo que pregona.
En ese sentido el demócrata de centro o centro-derecha es tan postureta como el progre de salón, el moderno "mugremita". Todo se queda en espectáculo, en montaje teatral, en psicodrama, en querer aparentar ser mejor que los demás, pero lo chocante es que se lo creen. Pero tanto los unos como los otros.
Los adoctrinados y dogmáticos, los intransigentes que presumen de tolerantes, los falsos que alardean de altos valores, son siempre los del otro bando, si se mira fríamente es como un juego de niños, de niños que creen poseer verdades muy valiosas que les da derecho a mirar a los demás por encima del hombro, pero solo se disfrazan con lo que tienen más a mano... por lo general eslóganes polítco-publicitarios que te dan ya masticaditos y hecho puré de fácil digestión