Iniciado por
Caballerosis
Eran otros tiempos...(hace 5 años) y la gente no ponía el grito en el cielo tan fácilmente. Éramos más liberales por así decirlo, más abiertos de mente.
Yo tenía 18 años recién cumplidos, las neuronas bailonas y la testosterona a full. Fui a veranear a mi pueblo, Guarromán, en el que la mayoría de las niñas andaban con la edad del pavo y las hormononas revolcionadas, cosa que aproveché en mis inicios como follador en potencia.
Me pavoneaba con descaro y mostraba mis dotes a las chavalas del pueblo, a cada cuál más salida y escasa de neuronas. Fue a fijarse en mí una especialmente caliente: ojos azules, pechotes desarrollados y buenas curvas. Toda una mujer hecha y derecha con el horno listo para meter el bollo. Ya quisieran muchas de veintipico tener su físico por aquel entonces.
Yo le cautivé con mi actitud arrolladora de pseudo macho alfa aún por construir, lo que se unió a mi cara guapa y mi cuerpazo atlético para terminar de ponerla a cien. Un día fuimos a la piscina a observar las Estrellas fugaces esas de verano, y la muy perra se me insinuaba de manera descarada, me apreteba los pechos contra mi curtida espalda diciendo "tengo frío, dame un poco de calor"
Mi miembro eréctil se puso en posición de ataque ante aquel obsceno comentario. Le dije que dieramos una vuelta para entrar en calor, alejándonos así poco a poco de los demás. Nos tiramos en el césped y ella se me echó encima, percatándose así de mi abultado paquete y esbozando una pícara sonrisa. No podía más, sabía que no estaba bien, que de cabeza seguía siendo una cría, pero me lancé y la masajeé el clitoris con cariño pero contundencia, mientras undía mi bello rostro entre sus pechos firmes y jugosos. Se corrió del gusto (no era virgen por cierto) y tras ello me la chupó con ímpetu y lujiria. Menuda guarra, como sabía lo que hacía...
Al día siguiente mi familia y la suya comimos juntos en el bar. Ella se sentó a mi lado y me apretó el paquete por debajo de la mesa. A ella le daba morbo pero a mí no me hacía ni puñetera gracia. Se levantó y se fue al baño. Dejé pasar un par de minutos para disimular un poco, y fui detrás de ella. Allí estaba esperándome. Nos ;metimos dentro, eché el pestillo y surgió la magia. Tuve que taparla la boca para que nadie nos oyera mientras la metía la follada de su vida en aquel aseo.
Cuando acabamos ella salió antes que yo con una cara de gusto que no podía con ella. Nunca olvidaré la cara de póquer con la que me miraba el hermano según me incorporaba de nuevo a la mesa. Algo se olía, pero oye, si tenía algún problema que hubiese denunciado a la guardia civil, y si alguien tiene en contra algo con lo que acabo de contar que me denuncie a delitos telemáticos. Eso es todo lo que tengo que decir. Ah bueno sí, que me la volví a follar con 16, y con
17, y cuando venga para el sur a estudiar me la pienso follar todos los días, esta vez como un patriota: en plena legalidad.