Las vacunas contra el covid-19 no son “experimentales”
Aún con vacunas a su alcance, muchas personas están optando por no inmunizarse porque no confían en ellas. Uno de sus argumentos es que se hicieron muy rápido, se están probando en nosotros y no se sabe si son seguras. Exponemos evidencia rigurosa que demuestra lo contrario.
Por Aleida Rueda
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01 SEPTIEMBRE, 2021
Conforme la vacunación contra el covid-19 avanza, también se agranda la brecha entre quienes han recibido su inmunización y quienes se resisten a hacerlo por temor o dudas sobre la eficacia y la seguridad de las vacunas. Uno de los países con el mayor número de personas que no ha aceptado vacunarse, a pesar de tener acceso amplio y gratuito a ella, es Estados Unidos. Aunque más del 70% de su población ha recibido al menos una dosis, un tercio no lo ha hecho y sigue afirmando que no se vacunará.
Los argumentos que utilizan son variados: desde la posibilidad de que provoquen daños a la salud, como la infertilidad o la trombosis, hasta las dudas sobre su eficacia debido a que fueron desarrolladas muy rápido, incentivadas en buena medida por líderes de opinión con posicionamientos anti científicos y el poder de difusión de algunos medios de comunicación y las redes sociales. Un par de investigadores de la Universidad de Zurich analizaron el comportamiento de estos grupos en Twitter, y concluyen en un artículo que las personas no partidarias de la vacunación utilizan un lenguaje emocional, promueven teorías conspirativas y utilizan argumentos aparentemente científicos para justificar las “fallas” de las vacunas.
Uno de esos argumentos es que las vacunas son “experimentales”; con lo que promueven la idea de que aún está por verse si son seguras y eficaces para proteger a las personas del coronavirus. Lo cierto es que las vacunas que hoy tenemos al alcance nada tienen de experimental. La raíz de la confusión tiene que ver con que algunas de las tecnologías que se utilizaron para su desarrollo son novedosas.