Laxa introducción a la táctica romana II
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*G H E TT O * S H I N Y*
Laxa introducción a la táctica romana II
"El debilitar al enemigo más por la hambruna que por la espada es la marca de consumada habilidad." - Máxima militar romana
Los romanos se dieron cuenta que con el entrenamiento que requiere un soldado, su comida, armadura, armamento, salario y sus honorarios (pagados a aquellos que recibían bajas honorables), un soldado era una propuesta muy costosa y era muy valioso recurso como para desperdiciar. Así pues, la mejor táctica sería aquella que tuviese mayor efectividad sin exponer innecesario riesgo para las tropas. Su respuesta fue el cortar los recursos de su enemigo. Los ejércitos se fundamentan en sus estómagos y equipamento y ambos requieren de suministros regulares. Sin un suministro estable de comida y agua, un ejército se desmoralizaría o moriría de hambre o deshidratación. Existían tres vías por las que los romanos podían independientemente separar a sus enemigos de sus recursos.
La primera vía era atacando sus recursos directamente. Cuando conquistaban territorio, tomaban cuanto podían. Con esto no obtenían simplemente más comida sino que prevenía que callese en las manos de sus enemigos. Esta estrategia falló en la Galia donde Vercingetorix empleó una táctica de tierra quemada, quemando los cultivos y llevando consigo el ganado durante su retirada, así dejó a los romanos sin nada que tomar. Eventualmente falló cuando César ordenó a sus tropas cruzar el río Liore. Vercingetorix presupuso que el río era intraspasable y no se preocupó de destruir ninguno de los campos en el otro lado, por lo que los romanos fueron capaces de reabastecerse y continuar su campaña.
La segunda vía era interceptando los suministros en ruta. Cortando las principales arterias de transporte, la cantidad de suministros que era capaz de llegar al enemigo se reducía drásticamente.
La tercera y más famosa vía de esta estrategia era el asedio. Cuando el enemigo se atrincheraba en una ciudad o un fuerte, el ejército rodearía la ciudad y comenzaría la construcción de varias armas de su arsenal de asedio. A menudo, construirían un muro adicional a la ciudad, lejos del alcance de los arqueros para evitar que el enemigo escapase. Construyeron y usaron desde catapulas, balistas, onagros hasta lanzar rocas, lanzas, y otras cosas desde distancias seguras del enemigo. Las lanzas eran lanzadas desde las catapultas para limpiar de defensores los muros. Las piezas más pesadas eran a menudo rocsa lanzadas que dañaban los muros, destrozaban edificios y causaban el caos. Otros proyectiles como cadáveres putrefactos podrían iniciar plagas especialmente si impactaban el suministro de agua y las calaveras servían para desmoralizar al enemigo. Después de un tiempo, los suministros de comida de la ciudad (o fuerte) se terminarían, los defensores morirían y los romanos tendrían una victoria fácil.
Sin embargo, esto no siempre funcionaba. Otro ejército podría aparecer y atacar a los asediantes. El fuerte o ciudad podría tener una fuente interna de comida y agua, como en Masada. Así que, si el enemigo pudiera no morir de hambre, o el tiempo no era un factor a tener en cuenta, un ataque directo se volvía necesario.
El mayor obstáculo en estos asaltos era el muro que protegía al enemigo. Usualmente, la parte más débil de un muro eran sus puertas, así pues la táctica consistía en atravesarlas usando un ariete. Desafortunadamente, las puertas eran a menudo protegidas fuertemente por lo que un ataque podía resultar suicida. Otra estrategia era construir una torre con ruedas más alta que los muros y usarla para colocar a las tropas sobre los muros. Si bien no se intentaba llegar a la pared, los arqueros podían ascender a la cima de la torre para aumentar su rango. O, si uno tenía suficiente tiempo, podía tratar de cavar bajo los muros. Esto podía tener varios propósitos. Los mineros podían intentar colapsar el muro o crear un túnel que permitiese a las tropas penetrar en la ciudad. Ambas opciones eran arriesgadas porque el túnel podía colapsar en cualquier momento matando al equipo de mineros.
Cuando el enemigo se enfrentaba a la derrota, el comandante romano tenía varias opciones. ¿Presionar el ataque y tratar de arrasar al enemigo? ¿O permitir su retirada? Mientras algunos tratarían de acabarlo ahí, el acercamiento más frecuente era permitir al enemigo correr. Al acorrarlos, los soldados podrían intentar mantener la posición y luchar con fuerzas de flaqueza pudiendo cobrarse un precio alto antes de ser desbordados. Si pensaban que tenían un puente de plata, pensarían únicamente en correr, dejando atrás sus armas y armaduras en un intento de ir más rápido. Los romanos entonces lidiarían con un ejército desarmado, en pánico y convertido en un populacho desmoralizado, en lugar de contra una fuerza determinada a morir hasta el último hombre.
Última edición por Diggernick; 17/01/2015 a las 00:24
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Tu biega me debe dineros
Pero siguen siendo homos.
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AutoBanned
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Tu biega me debe dineros
Iniciado por
Trystanero
Pole.
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AutoBanned
Iniciado por
unoquepasa
Has sido muy rápido, Billy...
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ForoParalelo: Miembro
¿Alguna lectura instructiva sobre esa época?
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ForoParalelo: Miembro
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*G H E TT O * S H I N Y*
Iniciado por
Sr. Ojete
¿Alguna lectura instructiva sobre esa época?
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Ser en la vida romero
Interesante. Lo del asedio me ha traído a la memoria lo del sitio de Leningrado.
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ForoParalelo: Miembro
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