más lentejas y menos bífidus

España es fuerte. No es la más inteligente ni la más vigorosa. Es la más fuerte. No tenemos abundancia de tachenkos de dos nosecuantos metros. No tenemos abundantes hochimines con cabeza-calculadola. Pero somos los más listos y, si se nos pide con insistencia, los más osados.

Basta de tacharnos de cabrones históricos. Basta de acusarnos de la desgracia de los sudamericanos que no levantaron vuelo. Basta ya de los epítetos de " mono o cerdo" que los del norte dedican a los del sur. Nada más peligroso que un español acorralado.

Lo primero que necesita éste país es comer como le corresponde a su genotipo ( explorador). Exótico, ligero y natural. Recuperar los buenos pescados de costa y arena. Las buenas aves silvestres. Las plantas que crecen en lugares inhóspitos. Pero sobre todo, ese maravilloso platillo bíblico por el que se vendió a Josué...

las lentejas

Llenamos a generaciones de felices niños de yogures para crear infelices adultos reumáticos. Nos miramos el ombligo con complejos y nos dedicamos a la mente sobre la materia y a esa estupidez de la armonía universal. Nos hicimos vegetarianos y nos culpabilizamos por tener una erección. O nos pasamos al esperpento contrario y nos declaramos bárbaros. Nos atiborramos de aceites de ultramarinos aclarados con ginebras con olor a puta embadurnada en colonia. Del café de indias de la esquina al club del gourmet del corte inglés y me cebo con ahumados porque me toca.

Los bífidus empezaron como porquería láctea y se afinaron a porquería de alguna savia de algún matojo de soja. Las legumbres, comida de kullervo y caín, empezaron a perder clientes con la reducción de los chorizos y las pringues. De las buenas pringues que van en rojo y no en blanco.

lentejas, trigo, caldos de tuétanos y de huesos, hígados de cordero, cordero, meros, merluzas, corvinas, huevos de codorniz, pavos, perdices, caquis o palosantos, membrillos, granadas, tagarninas, acelgas...

Toda la maravilla de lo agreste ibérico dió paso a la nata del norte mezclada con el brote del este. Así se generó la raza débil, muy débil, de los españoles actuales. Hijos de la inteligencia no muy inteligente. Hijos de los sueños de una razón monstruosa. Enfrentados con el chorizo, la salchicha española, y sin poder usar el suyo, mermado por la dieta de pastelitos de pequeños, en unas féminas ignorantes incapaces de entender tanta... " inteligencia"...

España se ha vuelto débil por nutricionistas adictos a negar al paladar todo lo bruto, todo lo vasto. Vasto pero con fundamento. Lenteja y chorizo hermano. Recuerda que has de vivir.

estoy de acuerdo