Imagínate que te eructo justo en la oreja. Pero con delicadeza. Un eructo contundente pero a la vez delicado y sutil. Para justo después del eructo expulsar levemente mi aliento cálido durante un segundo en tu oreja. Al momento, un suave aroma salido de mis entrañas inunda tu espacio vital. Me separo de ti. Tomo un metro de distancia. Nos miramos fijamente durante escasos pero intensos segundos con desconcierto e intriga por lo que está ocurriendo y por la incertidumbre de que va a ser lo siguiente que pase.
Después de esos segundos, me giro y como he venido me voy.
Nuestros caminos no se volverán a encontrar jamás.
...
Si otro sobao mas, otra noche donde les doy el tazón de leche a mis hijos, un sobao pasiego de buenas noches, me meto en mi cama entre el papel del envoltorio con olor delicioso, abrazo y beso a mi sobao, y en ese momento de felicidad pienso que los golpistas independentistas no pueden hacerlo, en ese momento se me escapa un mordisco.