Existe el mundo salvaje y existe el mundo civilizado. Ambos tienen posibilidades y carencias. El mundo civilizado con dinero puede tener solventadas las carencias. Lo que se perdió del mundo salvaje. El civilizado con dinero puede vivir en un chalet con campo y con seguridad contratada. Podrá comprar en un centro comercial al que acude en coche, o tal vez por Internet, y tendrá una pequeña comunidad de iguales a los que conoce y que se organizarán con él para la defensa. Contratando. Sin embargo, algo falta...
Entre el momento de la salida de lo salvaje y el momento de llegada a las primeras formas de civilización ( todavía incluso más salvaje) hubo un momento de incertidumbre, de búsqueda, de austeridad, de idealismo naciente, de cierto sentido del auto-apartheid, de misticismo incluso. Percibiendo lo que de bueno daba la Naturaleza, por debajo de los lazos del nivel tribu, y lo que de malo debía de ser evitado, sin llegar al nivel aldea. Es decir: un momento para el oportunismo, la individualidad y la necesidad de la excentricidad y del quiebre hacia el misticismo ante los imponderables de la existencia. Sin dioses pero sin espíritus. Percibiendo un concepto llamado ALMA.
No creo para nada en que la mente pueda considerarse como algo real. No la encontramos en el cerebro pero,
no estando en donde buscamos, ¿ en donde reside? en el cerebro vuelve a ser el lugar a buscar... La solución queda en la interacción cerebro individual ( yoes de redes neurales) con cerebros ajenos y ambiente ( redes de significado). Luego la respuesta se vuelve platónica por borrosa y distribuida.
El del alma es un concepto muy bajo mínimos, actuales. En una época en la que la ciencia presume de que casi que ya conoce lo que es la mente o la conSciencia. Conciencia no es el palabro adecuado. Pero incluso podado de lo moral y reducido a " estar consciente", aún no sabemos ni lo que es ni donde se ubica. Yo prefiero el palabro " el mental", usado por el gran maestro de yoga André Van Lysebeth, para referirme al conjunto de voliciones, sentimientos, percepciones, emociones, razonamientos etc que constituyen el YO elevado. Alma es algo que parece quedar tan atrás como el famoso " flogisto" que se pudo abandonar por la óxidoreducción para explicar la combustión. O el éter que se hace innecesario del todo con la Relatividad de Einstein. Sin embargo no hay conceptos correctos e incorrectos. Sino ajustados o no a unas condiciones verificables. Por lo que todo concepto puede quedar en el archivo como base o pié para algo. Nuevo o no.
Cuando exploramos nos vemos obligados a neologizar. El intelectual es un metaexplorador. En el universo de los modos y no en el de los espaciotiempos. Pero no hay diferencia entre Colón y Newton. Por más que uno fuese surcando un océano y el otro permaneciese en una cabaña en el campo. Colón estableció un concepto como predicado de un experimento: el de la circunnavegación. Como la Tierra era redonda, entonces se debería poder llegar a las Indias dando la vuelta. Newton estableció el de la gravedad y su abordaje por el cálculo diferencial. De ahí llegó a lo Físico, con el telescopio, mediante la verificación del cálculo astronómico sobre cometas, órbitas y predicciones de momentos de observación de éstos.
Todos los exploradores, del tipo que sea, han tenido que apostar por cosas que a sus semejantes han parecido borrosas, difusas, extrañas, entelequias, quimeras, irrealidades, sueños o fantasías. El alma era una fantasía en la época de los espíritus animistas. El alma es una fantasía en la actual época de la psiquiatría y la neurología. Los tribales no habrían apostado por que el ser humano tuviese algo que escapase por la glándula pineal; ni que la naturaleza del cazador no fuese otra que la de identificarse con un animal más, concreto, del santuario zoológico... La Iglesia actual ya no apuesta por el alma griega ni por su influencia previa en el atman indio. Apuesta por la encarnación por obra de Dios. Que tiene su correlatio científica ( o seudo) en las modernas gelificaciones de cuerpos para ser conservados en el frío. Casi que el animismo primitivo se ha cobrado su resurrección al fisicalizarse como la necesidad de mantener unas estructuras-soporte referentes. En la medida que el espíritu como identidad propia, que queda muy bien reflejado en el concepto del alma individual, sólo se consideraba como una suerte de negación de la muerte en el contínuo de la vida. El apache era un gran budista porque cuando alguien moría decía " que se había ido de viaje". Y no más hablar... El estilo de vida de la gente se consideraba, si había dejado huella, " in the air". Y no más especulaciones. Una suerte de miedo. De conjura para no entender. Incluso el tratamiento que la Iglesia ha dado al alma ha sido la de " disolución en lo divino". Si Dios lo abarca todo, y se está con Él, sobran especulaciones sobre el modo o manera de continuidad o reaparición de la propia identidad específica.
Paradójicamente, ha sido la propia ciencia en su perfeccionismo tecnológico la que ha procurado, a nivel teórico por parte de algunos pensadores futurólogos y utopistas como F.J.Tipler, definiciones más interesantes sobre esa " individualidad". Que sobrepasan incluso los primeros intentos de contemplarla como una interacción con las redes de significado. De alguna manera la no-clonación cuántica, junto con el principio de identidad por la forma, permiten una clara delimitación de lo que un ser humano es. Un estado cuántico implementado sobre una entidad compleja caracterizable como un set o conjunto de propiedades con unos valores dados. En donde la identidad es también los contenidos de memoria, emociones ( y hasta anhelos) de dicho ser en su punto de desactualización y pase al estado potencial. Porque los conceptos son inmortales. Tan sólo baste la visión de un observador lo bastante potente. ¿ Cómo es que el árbol está aquí sin que ni Dios lo vea?. Pues porque Dios lo vé...
Sólo con una visión antinatura y contraintuitiva de la propia identidad es posible luchar por preservarla más allá de los caminos lógicos de los reinos habituales. En los interregnos cambian las normas y el individuo, aislado de las redes de significado, debe combinar recuerdos, anhelos y evocaciones personales para construirse un espíritu a prueba de confusiones. Ya no es el simple animal. Tampoco el proyecto salvífico de un Ser Supremo que sigue sin ser bien enunciado y perfilado. Aunque pueda intuirse en el otro extremo de la cuestión. Sólo una voz en el Universo. Que ocasionalmente, en razón de su valía, atraviesa las cortinas del Tiempo.
De algún modo siento que la especie humana necesita alguna otra nueva gran crisis para renovarse. No somos nada sin el acicate de unas circunstancias.