me ha gustado
Cuando escuchamos las palabras apaches o comanches rápidamente nos viene a la mente una película de indios y vaqueros. La industria cinematográfica Norteamericana convirtió en icono universal a su famosa caballería abandonando su fuerte en rescate de una familia de colonos atacados por los nativos. Pero siglos antes otros soldados realizaban la misma misión en esos territorios americanos, unos reducidos grupos de jinetes de origen español y aspecto de caballeros medievales surcaban esas mismas tierras, eran los Dragones de Cuera.
España desde el siglo XVI debió defender sus posesiones en América del Norte tanto contra otras potencias europeas como de los ataques de las tribus de “indios barbaros”, denominación española de los indios que no reconocían la soberanía española.
Una red defensiva al más puro estilo de los limes romanos para proteger las tierras mexicanas de las incursiones indias procedentes de los hoy Estados Unidos de América. Para lograr este objetivo se construyeron una serie de fortificaciones equidistantes unas de otras, en la frontera norte del Virreinato, que además de evitar las razzias indias servían de apoyo a los destacamentos militares, al poblamiento de la zona y dotaban de protección a las tribus aliadas, a las haciendas y misiones que se encontraran cerca de estos de cada fuerte. También sirvieron de base para la construcción de asentamientos civiles cuando estos fortines eran abandonados por la soldadesca con la paulatina extensión hacia el norte de los dominios hispanos y la creación de otros nuevos. Estos pequeñas fortalezas fueron conocidas como Presidios, y solían ser de reducidas dimensiones, con forma rectangular y construidos en piedra o adobe.
Cada presidio contaba con una dotación de apenas medio centenar de hombre denominados “soldados de presidios”, soldados voluntarios que fueron adaptándose a las tácticas guerreras de las tribus nómadas norteamericanas convirtiéndose en verdaderos soldados de élites, naciendo de esta forma los Dragones de Cuera. Los dragones fueron un cuerpo de caballería muy común en los ejércitos europeos de la época, con preparación para combatir a caballo o como infantería, pero estos dragones hispanos se diferenciaban notablemente en indumentarias y pertrechos a la norma habitual de estos soldados en Europa, pues éstas se adaptaban al medio y al estilo de lucha indígena.
Tras años de combate contra los indios el soldado de frontera fue convirtiéndose en una unidad especializada en el combate contra los nativos usando tácticas y armas distintas a las usadas en los campos de batalla europeos. En pleno siglo XVIII cuando en España los ejércitos se habían dotado con armas de fuego ellos seguían utilizando lanza y escudo ya que las armas de fuego era lentas y precisaban blancos densos. Los indios eran rápidos y se acercaban a los europeos antes de que recargasen por lo necesitan armas y defensas contra las flechas y para la lucha cuerpo a cuerpo.
El uniforme de estos jinetes consistía en chupa, calzones y capa azul, bandolera, sombrero de ala negro, y la cuera. La cuera era un elemento de protección que sustituyó a la coraza y del que toman el nombre estos soldados. Consistía en un abrigo sin mangas constituidos por varias de capa de piel o cuero, al estilo de las protecciones aztecas de algodón y muy resistente a las flechas indias. Respecto al armamento, cada soldado portaba una espada ancha, lanza, adarga o rodela (escudo pequeño), escopeta y un juego de pistolas. Sobre este punto se suele destacar lo anacronismo del armamento, sobre todo en lo referente al uso de espada, lanza y escudo más propio de la caballería de otras épocas pero muy eficaz en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo con los indios. El equipo del soldado de cuera se completaba de seis caballos, un potro y una mula.
Se debe destacar que los soldados eran voluntarios con un contrato de 10 años prorrogable. Teniendo en cuenta el sistema de castas vigente el alistamiento era una forma de ascensión social por lo que era interesante pertenecer al cuerpo. A finales del XVIII la mayor parte de la tropa eran criollos o europeos, alrededor del 40% eran mestizos, mulatos o coyotes y el resto indios.
Este tipo de unidades no se vieron envueltas en grandes batallas en las que se mueven un gran número de tropas, pues generalmente no pasaban de doscientos hombre en acciones conjuntas, pues consideraban que más hombres restaba eficacia a la hora de operar. Se enfrentaron principalmente a los apaches, sioux, comanches y otras tribus, aunque también combatieron contra franceses, ingleses, rusos, norteamericanos e insurgentes mejicanos. Por último hay que añadir que sirvieron de inspiración a los regimientos de caballería estadounidenses que en la segunda mitad del siglo XIX combatieron en las Guerras Indias.
Gracias a la red de presidios, a las incursiones de castigo en territorio “barbaros” a veces de miles de kilómetros y sobre todo al esfuerzo de los Dragones de Cuera durante años los territorios del norte permanecieron en manos de España..
Pero la conquista de América no tiene ningún mérito porque contábamos con armas de fuego y una tecnología ESTRATOSFÉRICAMENTE SUPERIOREl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.![]()
Fíjate, no sé si lo dice el texto ahora mismo, pero ya en su época, estos dragones eran arcaicos por el hecho de llevar lanza, escudo y tal, bastante diferente la equipación de sus "homólogos" europeos pero (y de nuevo no sé si lo puse porque miré un par de páginas) las armas que llevaban eran las realmente efectivas para combatir a los indios.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Sí, lo pone.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
La leyenda negra de la conquista es el reflejo de la mezquindad de los enemigos de Espagna en la gloria espagnola.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Fijate como consideran al conquistador espagnol: cobarde, genocida, racista y con superioridad numerica;los que hicieron ellos posteriormente: las mantas con viruela de Pontiac, las cargas de caballeria contra tribus, los boers holandeses...
No son capaces de ver que conquistamos a base de audacia y astucia, que nos mezclamos con indios, no conquistamos tribus sino imperios sangrientos, con contigentes de hombres muy reducidos y con el objetivo final de que los indios fueran cristianos y espagnoles.
Se cree el ladron que son todos de su condicion.
Me veo obligado a preguntar la ausencia de ñ.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
¿En el extranjero, no?
Efectivamente, no tengo ni ñ ni tildes. En el movil no hay problema.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
¿País? ¿Vacaciones?El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Me ha salido trabajo en Ginebra, territorio calvinista.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Atrás, ATRÁS.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Quiero visitar el museo de la reforma y a lo mejor abro un hilo sobre el calvinismo porque madre miaEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.![]()
Subo este también, que encontré ahora que los españoles habían luchado contra los apaches y venía a abrir hilo.
http://blogs.20minutos.es/xx-siglos/...y-es-un-error/
Copio las tres primeras preguntas de la entrevista del enlace:
Quizá lo lea.Leo en la sinopsis de tu novela… “Y todo esto mucho tiempo antes de que el primer angloamericano supiera qué es un apache”. ¿El auténtico western es español y no lo sabíamos?
Sí. Siento decirlo con tanta vehemencia, pero desde un punto de vista historiográfico, toda la vivencia que los conquistadores y colonos angloamericanos llevaron a cabo en el siglo XIX y que ha pasado al imaginario popular bajo el epígrafe de “western” o “far west”, ya la habían sufrido los españoles en el siglo XVIII. Salvo por la inexistencia de armas de repetición, los españoles experimentan todos y cada uno de los problemas que los angloamericanos experimentarán ochenta años más tarde, llegando a idénticas conclusiones. En el trato con los apaches en particular, la vivencia de una y otra comunidad es milimétricamente idéntica.
Así que en esa línea, puestos a combatir a los indios de Norteamérica, ¿los dragones presidiales o la caballería de los EE UU?
Los unos y los otros se enfrentaron al mismo e irresoluble problema: que los apaches eran un enemigo imprevisible que no actuaba de forma coherente, que no estaba cohesionado, que tenía un alto concepto del honor en el combate y que por lo tanto despreciaba la posibilidad de morir y, sobre todo, que no evaluaba al enemigo, sino que simplemente lo atacaba. Los españoles lo intentaron todo, desde los intentos de convivencia hasta la guerra abierta. Los estadounidenses, otro tanto. Es significativo que el último gran jefe apache, Gerónimo, se rinde ante cinco mil soldados estadounidenses perfectamente entrenados y pertrechados. Gerómino tenía a su lado a treinta guerreros.
¿Cómo descubriste y te apasionaste por esta aventura española en el Oeste? Con esta, si no recuerdo mal, ya son tres tus novelas ambientadas en este escenario…
Descubro la epopeya española en el Oeste (que no es tal porque en el siglo XVIII esa tierra no es el oeste de nada) a través del estudio de la biografía de Bernardo de Gálvez, que en 1770, con solo 24 años, participa ya en una campaña contra los apaches precisamente entre los ríos Grande y Pecos, donde transcurre mi novela. A partir de ahí, leo vorazmente toda la literatura que existe al respecto. De esa bibliografía, una gran parte está escrita en inglés porque han sido investigadores e historiadores estadounidenses los que se han preocupado de estudiar el periodo. Y, entonces, descubro algo grandísimo y emocionante: que miles de españoles se asentaron en lo que hoy en día son los estados de Arizona, Nuevo México y Texas y los colonizaron, en el sentido más normalizado de la palabra. Ese territorio se solapa exactamente con el territorio apache a finales del siglo XVIII. Lo demás, ha consistido simplemente en tirar de un hilo cada vez más conmovedor…
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