El fin de la era de los capos [tocho interesante]

Iniciado por Sito Miñanco

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“Menos mal que yo no creo en la violencia, porque si no os mataba a todos”

El “fin de la era de los capos” no significa la debilidad del narcotráfico, sino la emergencia de otras lógicas, flujos y relaciones de poder. Puede que los grandes capos pudieran comprar naciones (u ofrecer el pago de la deuda externa de alguna), pero lo cierto es que los pequeños cárteles siguen teniendo el poder de pagar a funcionarios, agentes de los cuerpos de seguridad y políticos corruptos, y con eso es suficiente para mantener funcionando su prospero negocio. El ‘narco’ aprovecha la globalización y las ventajas que le ofrecen los Estados, sus fallos y la economía neoliberal.

Daniel "el Loco" Barrera

Barrera, a pesar de que no ser una figura pública tan relevante como lo fueron Pablo Escobar o los hermanos Orejuela –líderes de los llamados cárteles de Medellín y Cali en los 80 y 90– fue durante más de 10 años el mayor jefe del narcotráfico colombiano (se estima que llegó a controlar el 40% de la cocaína que se enviaba desde Colombia hacia Estados Unidos).

La estrategia de Barrera para eludir por mucho tiempo a la justicia se basaba en un importante dispositivo de seguridad personal, que le llevaba a desconfiar incluso de sus colaboradores más próximos, y especialmente en la capacidad de la organización que creó para infiltrarse y conseguir el favor de funcionarios corruptos en todo tipo de instituciones, incluso la agencia de inteligencia o el ministerio de Exteriores.

El Loco Barrera, sin embargo, no se corresponde con la imagen del capo de los 90: en lugar de intentar arrinconar al Estado, su estrategia era usar funcionarios corruptos, establecer los acuerdos necesarios para que su negocio funcionara y mantener el control de su organización. En aquel entonces, traficantes como Escobar y Rodríguez Gacha intentaban anular la Ley de Extradición firmada con EE UU en 1979, además de garantizar sus espacios de poder e influencia nacional. Esta táctica, sin embargo, redundó en una política de enfrentamiento directo sostenido por el gobierno que resultó en la muerte de Escobar, en 1993, y el arresto de los Orejuela en 1995.

Bien con grandes capos o bien con pequeños cárteles atomizados, se mantienen las cifras de producción y venta. En ausencia de grandes narcotraficantes, el mercado se fragmenta, pero no disminuye, ni necesariamente afecta a los precios.

Ventajas de los Estados y la economía neoliberal


Más aun el narcotráfico sigue demostrando su capacidad de adaptación al entorno internacional, como demuestra el incremento del tráfico dirigido por grupos mexicanos y la entrada en escena a inicios del siglo XXI de nuevas organizaciones peruanas, bolivianas y brasileñas. El narco cuenta con el merito de ser la empresa que mejor aprovecha la globalización y las ventajas comparativas que le ofrecen los Estados y sus fallos y la economía neoliberal.

Los macro cárteles, demasiado grandes y perseguidos (por la ley y por sus propios adversarios) dieron lugar a microempresas de producción, tráfico y distribución de drogas ilegales. Una suerte de división internacional del trabajo en la que Colombia sigue siendo el centro de la producción (porque continua teniendo las condiciones idóneas para la producción), mientras los agentes preexistentes de tráfico se fragmentaron a lo largo de México y Centro América y extendieron sus ramificaciones a través de la conformación de otras agencias de tráfico en el sur del continente:

Argentina, Brasil, Perú y Venezuela también terminaron colonizadas por el negocio en esa nueva fase.

Estos micro cárteles especializados, si bien, tienen la capacidad en conjunto para suplir la demanda, no contaban con brazos armados suficientemente poderosos para asegurarse su protección en zonas en las que compiten entre sí y donde más intensa es la militarización de la lucha antinarcóticos. Por este motivo se valieron de la asociación estratégica con grupos armados (maras, bandas criminales, paramilitares y guerrillas) que les brindaron protección. Los cárteles mantienen su fragmentación, pero los grupos armados con los que se asociaron crecieron descontroladamente. Un buen ejemplo, más allá del caso de las bandas criminales colombianas, es la Banda de los Zetas, formados a finales de los 90, por ex militares y ex policías, actuaron inicialmente como sicarios del Cártel del Golfo para, después, crear su propio negocio como grupo narcotraficante.

PYMEs del narcotráfico

En Argentina, por ejemplo, está el "pequeño" caso de las bandas de "los Martínez", "los Quiros" y "los Conde" que convivieron sin problemas entre el 1° de diciembre de 2011 y el 30 de octubre de 2014. Independientes y autónomas las bandas operaban en el barrio Rivadavia I, en la zona del Bajo Flores, pero compartían proveedores, gente a cargo, lugares de venta y automóviles. Para no entorpecer los negocios ilícitos de cada grupo, los líderes llegaron a un acuerdo: se dividieron el territorio por horarios:

La banda de "los Martínez", estaría liderada por el sargento de la Policía Federal Luis Martínez, que hasta su detención prestaba servicios en la comisaría 27a. El uniformado se encargaba de la logística del grupo y tenía bajo su mando a 5 sospechosos, entre ellos a sus hijos. Amén de comercializar la droga que le proveía el grupo de "los Quiros".

"Los Quiros", compuesta por un mismo grupo familiar, se encargaba del fraccionamiento del material estupefaciente y de controlar a los vendedores y demás personas bajo su esfera como "campanas", "satélites", "soldados", y todos los encargados de la protección de los vendedores. También contaban con un chofer de remise que trabaja para ellos de forma exclusiva.

El último grupo, "los Conde", estaba integrado por ocho personas y, "se determinó que dirigían y daban órdenes a los vendedores de los playones de estacionamiento y, en ocasiones, actúan junto a «los Quiros», coordinaban a los eslabones inferiores de las bandas, es decir consumidores de estupefacientes conocidos como «fisuras», que se encargan de vender al menudeo".

Iniciado por Juez

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"La coordinación entre las bandas que compartían un mismo espacio de acción se reflejaba en la división por franjas horarias en las que se turnaban para controlar y llevar a cabo el comercio de estupefacientes en los playones de estacionamiento del barrio Rivadavia I. Así obtenían el rédito económico según el horario en que cada una de ellas operaba".

"La división pacifica fue posible gracias a los lazos que vinculaban a los grupos entre sí; compartían proveedores, gente a cargo, automóviles y lugares de venta. No se dieron en el caso situaciones de conflictos territoriales ni luchas por poder, pues además, tenían relaciones de parentesco, amistad y vecindad que vinculaban a sus miembros, lo que facilitó aquella estructuración de la actividad".

http://pajarorojo.com.ar/?p=2588

http://www.lanacion.com.ar/1745377-n...oga-por-turnos

Iniciado por Psicópata

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¡Coño! Pensaba que los maderos solo pasabais por aquí por trabajo.

¿madero yo?