El diario "El inmundo" dice que el calentamiento global aumenta el racismo y machismo
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El diario "El inmundo" dice que el calentamiento global aumenta el racismo y machismo
lo que me faltaba por leer, el calentamiento hueval ahora aumenta el racismo y el machismo JOJOJO estos pogres de mierda no saben que inventar y como unir sus fantasias unas con otras
https://www.elmundo.es/papel/histori...13b8b458e.html

Ciencia y salud
Achicharrados por el calor... y literalmente locos: "Cada vez está más demostrado que la temperatura afecta de manera aguda a nuestro cerebro"
Nuevos estudios confirman que, además de la salud física, las altas temperaturas también deterioran la salud mental... y disparan los mensajes racistas o los asesinatos machistas. "Provocan malestar, y con mayor malestar estamos anímicamente más predispuestos a la agresión", advierten los expertos
Rodrigo Terrasa
Antonio Heredia | Madrid
03/08/2024 22:43
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En la colección de sueños de Martha hay pájaros que se estrellan contra el asfalto y ballenas jorobadas que trasladan a los vecinos a través de una Nueva York inundada. Hay bloques de hielo flotando en el mar como si fueran transatlánticos, trenes submarinos rodeados de medusas gigantes y pingüinos con cabeza humana y ojos de peluche. Hay incluso ovnis sobre el océano. Y hay fuego, mucho fuego. Tsunamis, tornados y terremotos. Y una sensación de calor tan insoportable como la de estos días en España.
Martha Crawford es psicoterapeuta y colecciona sueños como quien colecciona sellos o cromos de la NBA, convencida de que la sociedad a veces se explica mejor a partir de los aspectos colectivos de lo que pasa por nuestras cabezas cuando dormimos. Tras la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, por ejemplo, Crawford abrió un blog para recopilar más de 3.000 sueños de ciudadanos americanos sobre el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Y sus invitados le hablaban de episodios de acoso sexual, de Hillary Clinton llorando como un bebé o de tiroteos en mitad de la Quinta Avenida. Poco se alejaron del mundo real... Dos años después, la psicóloga creó Climatedreams.com para archivar también los efectos que la emergencia climática estaba provocando entre la gente mientras dormía. Y empezó ahí a recibir esos mensajes sobre ballenas haciendo de autobús por Manhattan e inquietantes pingüinos con la cara del vecino de enfrente.
Las escenas parecen sacadas de una peli de Tim Burton, pero en el mundo real confirman una tendencia inevitable. "El cambio climático se ha convertido también en parte del tejido de nuestros sueños", dice Martha Crawford. O de nuestras pesadillas.
Según una encuesta de la empresa The Harris Poll realizada para la revista Time, un tercio de los estadounidenses ya ha soñado alguna vez con las consecuencias del terrible aumento de las temperaturas. Y el porcentaje se dispara entre las generaciones más concienciadas con el problema: el 57% de las personas de entre 18 y 34 años han pasado alguna noche imaginando sequías, inundaciones, huracanes, incendios forestales o terroríficas olas de calor como las que vivimos (otra vez) este mismo verano. Los encuestados recuerdan haber sentido estrés y miedo durante la noche. A veces esperanza. Pero también tristeza, curiosidad o incluso ira.
"El cambio climático forma parte del espíritu de nuestra época", decía en las páginas de TimeAlan Eiser, psicólogo y profesor de Medicina de la Universidad de Michigan. "Es parte de lo que estamos viviendo, por lo que también debe afectar a nuestros sueños".
Y así es. El verano pasado fue el más caluroso de los últimos 2.000 años y las previsiones para lo que nos queda de éste no son mucho más optimistas. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), este agosto será uno de los más asfixiantes de todos los tiempos. Eso significa que dormiremos peor, seguro, pero también que soñaremos diferente. Porque el calor extremo ya lo está cambiando todo, hasta nuestras fantasías. Después de años consumiendo titulares apocalípticos sobre el deshielo o la subida del nivel del mar, sobre tifones, incendios y lluvias torrenciales, emergencias, alarmas, alertas y colapsos... Después de todo esa ecoansiedad que invade nuestras pesadillas, cada vez más estudios ponen el foco en cómo el cambio climático está afectando ya hasta el rincón más cotidiano de nuestras vidas. Y a menudo sin darnos cuenta.
"El calentamiento global está en marcha, las condiciones climáticas se van a producir, y también a ti, Mari Carmen, y también a ti, José Luis, te van a afectar", resume Susana Gaytán, profesora de Fisiología en la Universidad de la achicharrante Sevilla.
Olvídese, al menos por un momento, de los osos polares chamuscados y de los tsunamis de ciencia ficción. Y piense en esa Mari Carmen y en ese pobre José Luis sudando como pollos por la Gran Vía de Madrid, rojos como gambas en la playa de Benidorm o asfixiados en La Rambla de Córdoba. El calor extremo, decíamos, nos afecta en nuestro sueño y en nuestro sueños. Pero también afecta la salud mental de cualquier Mari Carmen, al estrés del José Luis de turno o a la tolerancia de la primera con el segundo y viceversa.
El calor nos vuelve literalmente locos.
Hace sol en la Puerta del Sol. Y cuando las nubes lo cubren, la sensación de asfixia es todavía mayor. El Ayuntamiento de Madrid acaba de anunciar que a partir del verano de 2025, la plaza tendrá toldos por primera vez en 163 años. El termómetro marca 35 grados en el arranque de la primera ola de calor de este verano. Hay dos palomas despanzurradas en el suelo como en los sueños de Martha Crawford, la heladería tiene por una vez más cola que Doña Manolita y en la esquina con Preciados hay un vendedor de biblias trajeado abanicándose con un folleto que dice que Jesucristo vendrá a salvarnos. No especifica a qué hora.
En el kilómetro cero de la canícula hay un tipo con dos cabezas: la suya sobre los hombros y la de Super Mario por encima de la frente. Cada medio minuto se sube el cabezón de fieltro para tomar un poco de aire. "Es insoportable, pero lo soportamos porque hay que llevar dinero a casa", nos cuenta Juan Carlos, el álter ego ecuatoriano del fontanero de Nintendo. El termómetro marca ya 36 y Juan Carlos lleva encima guantes blancos de lana para mimetizarse con el personaje. "A veces te dan ganas de rendirte, pero hay que pagar el arriendo", se resigna. Luego se recoloca la frente y empieza a hacer sonidos de videoconsola para seducir a un grupo de chinas con paraguas. "Si lo piensas mucho, pierdes la cabeza", se despide. Y ya no sabemos exactamente de qué cabeza habla.
Cuando suben las temperaturas se disparan las urgencias psiquiátricas, crecen los suicidios, aumentan los casos de violencia de género o intrafamiliar y hasta el odio o los mensajes racistas se viralizan con mayor facilidad en las redes sociales. Cuando hace este insoportable calor que seguro están notando, cae nuestra productividad, pensamos menos y pensamos peor, se altera nuestro cerebro, surgen nuevas enfermedades, gastamos menos, se hunde la economía y hasta se estropean los aviones o los coches...
No es broma. Las altas temperaturas afectan directamente al rendimiento y las maniobras de los aviones. Y el verano pasado, con temperaturas extremas en Texas, los técnicos de automóviles alertaron de que el calor estaba descomponiendo los compuestos de caucho de los limpiaparabrisas de sus vehículos, estropeando las baterías, reventando neumáticos y reduciendo peligrosamente el rendimiento de sus frenos.
"Hubo un tiempo en el que hablábamos del cambio climático en términos apocalípticos, pero ya hemos normalizado el impacto de este calor en nuestra vida cotidiana. Los humanos tenemos una gran capacidad para adaptarnos a la realidad aunque sea a través de cambios tan radicales como el que vivimos", explica el periodista científico Miguel Ángel Criado, autor de Calor (Debate), un ensayo de título incuestionable que radiografía cómo nos afecta la crisis climática cada día. "Hasta ahora la Aemet hablaba de olas de calor cuando se producían episodios que se desviaban de la temperatura media, normalmente entre julio y septiembre. Ahora tenemos olas de calor en mayo, incluso en abril, y ha dejado de ser algo excepcional", asegura. "El verano pasado estuvimos 42 días en ola de calor, casi la mitad de los tres meses. Pero en 2017, España ya se convirtió meteorológicamente hablando en el norte de África y un calor espantoso se extendió hasta Rusia o Suecia. Y en 2003 la ola de calor dejó más de 80.000 muertos en toda Europa...".
"O nos lo tomamos con filosofía o viviremos todos cabreados"
Sí, el calor mata. Es lo que los expertos llaman siniestramente el efecto siega o efecto cosecha del clima. Ocurre en los veranos más calientes y hasta ahora ocurría, sobre todo, en los inviernos más fríos. "La parca se lleva a los que están en las últimas pero que en condiciones normales no tendrían por qué morir tan pronto", resume Criado. "En lo que va de siglo, el número de fallecidos durante el verano no ha dejado de aumentar. Y seguirá haciéndolo", detalla en su libro. La buena noticia es que se nos morirán menos seres queridos en Navidad. La mala, que se marcharán en agosto... Y no precisamente de vacaciones.
Según el informe Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España, publicado en 2021 por el Ministerio para la Transición Ecológica -y que Criado recoge en su ensayo- la exposición a un "exceso de calor" podría provocar 12.000 muertes adicionales en nuestro país antes de 2030, otras 27.000 para 2050 y hasta 43.000 más antes de que acabe el siglo.
Pero no nos pongamos todavía en lo peor. Antes de matarnos, el exceso de calor puede amargarnos la existencia. "Tenemos una horquilla muy estrecha de confort", avisa Susana Gaytán. "Aunque haya ciertas variaciones entre cada sujeto, lo cierto es que tenemos que movernos alrededor de una temperatura interna de unos 37 grados. Para todo el mundo 39,5 es fiebre y para todo el mundo 34 grados es hipotermia. Las dos cosas son muy peligrosas y las dos cosas producen respuestas de alerta en el cerebro".
Volvemos al sol de Sol. En la fuente que está a los pies de la escultura ecuestre de Carlos III, entre la sede del Gobierno autonómico y el letrero de Tío Pepe, está Dragan metiendo sus crocs en el agua. "Yo vengo de Serbia y allí están a 40 grados, así que esto es casi frío para mí", bromea en inglés macarrónico. Luego nos pregunta dónde está el kilómetro cero. "Ve a aquel Super Mario con dos cabezas, pues justo ahí". Al lado de Dragan, hay un niño de Lleida con la nueva camiseta blanca de Mbappé jugueteando también con el agua. Su madre se llama María y nos cuenta que trabajó en una asociación de personas con problemas de salud mental.
¿Podemos perder la cabeza por culpa del calor?
Pues antes se decía que el viento nos podía volver locos y que en las zonas donde soplaba más fuerte, se producían más suicidios. Ahora empieza a pasar lo mismo con el calor. Así que o nos lo tomamos con filosofía o viviremos todos cabreados.
Y esto no sólo lo dice María, lo dice la ciencia. El calor dispara la irritabilidad y la ira. El calor -lo habrán notado ya- nos pone de mal humor, pero también agrava trastornos mentales como la ansiedad, la esquizofrenia o la depresión. Según un estudio publicado en The British Journal of Psichiatry, por cada grado que aumenta la temperatura, crece un 5% el riesgo de muerte entre los pacientes con psicosis, demencia o consumo de sustancias.
Esto, como el sudor a chorros de Juan Carlos bajo la gorra roja de Super Mario, tiene una explicación fisiológica y se la vamos a dar. "Para mantener nuestra temperatura interna interaccionamos con las temperaturas externas, pero sus intervalos de confort también son bastante estrechos, se mueven alrededor de los veintitantos grados", explica Gaytán. "Si nos salimos de ese margen, nuestro organismo tiene que ponerse a trabajar para que la temperatura del cuerpo no aumente. Lo primero que hará nuestro hipotálamo será ordenar que la sangre se mueva desde el interior de nuestro cuerpo hacia nuestra piel. Por eso, al acalorarnos, nos sofocamos y se nos pone la cara colorá. El cuerpo también te hará sentir cansado y fatigado para que no hagas más esfuerzos y tus músculos no produzcan más calor e intentará bajar tu temperatura por evaporación activando la producción de sudor".
¿Por qué el calor húmedo nos cabrea todavía más?
Porque en condiciones de humedad, el sudor no puede ejercer su función refrigerante.
Todos estos procesos activan un festival de ajustes nerviosos y hormonales que también pueden generar emociones. Nuestro cuerpo reacciona ante las altas temperaturas como ante cualquier amenaza externa y el estrés es el inicio de esa respuesta. "Las rutas nerviosas que mantienen nuestros estados de ánimo se ven afectadas por el calor. Así que, en cierto modo, anímicamente también nos vamos calentando de manera que va creciendo nuestra frustración y nuestro enfado", explica la profesora de Fisiología.
Pasa aquí, en la Puerta del Sol, en su oficina, en la orilla del mar e incluso en el estadio de los Kansas City Chiefs. Un equipo de investigadores de Texas demostró en 2016 que existía una relación entre la subida de las temperaturas y el número de acciones violentas que se producían en los partidos de la Liga de fútbol americano (NFL). También en los partidos de béisbol, aumentaba el número de bateadores golpeados intencionadamente por un lanzamiento cuando más calor hacía en el estadio.
"El calor provoca malestar y con mayor malestar estamos anímicamente más predispuestos a la agresión", insiste Susana Gaytán.
Las altas temperaturas provocan más patadas y placajes más salvajes. Pero también han hecho crecer los casos de autolesiones entre la población más joven, están estrechamente ligadas al aumento de los suicidios y provocan un crecimiento de los casos de violencia de género o intrafamiliar.
Un informe realizado en España por psicólogos, epidemiólogos y expertos de la Policía Nacional y la Guardia Civil dice que después de una ola de calor, el riesgo de sufrir una agresión machista se incrementa en un 40% y el peligro de que una mujer sea asesinada por su pareja, en un 28%. Según los datos del Ministerio de Igualdad, julio es el mes en el que hay una mayor concentración de asesinatos machistas desde el año 2003, con 135 casos. Le siguen junio (117) y agosto (115).
En 2022, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas ya estableció una relación entre la perturbación del clima en todo el mundo y la violencia. "Se ha observado un aumento de la violencia de género en crisis y desastres tanto naturales como provocados por el hombre, debido a la inestabilidad socioeconómica, las desigualdades estructurales de poder, la inaccesibilidad a la atención sanitaria, la escasez de recursos, las fallas en la seguridad y la aplicación de la ley, y el aumento del estrés", alertaba entonces una investigación publicada en la prestigiosa revista Lancet.
Incluso en Kenia, la violencia doméstica es un 60% más alta en las zonas sometidas a una meteorología más extrema.
"Cada vez está más y más demostrado que la temperatura afecta de manera aguda a nuestro cerebro", explica desde Nueva Jersey, Jose Guillermo Cedeño, profesor en el Departamento de Salud y Justicia Ambiental en la Escuela de Salud Pública de Rutgers.
Cedeño, experto en los efectos del calor extremo, lideró en el sofocante verano de 2016 una investigación sobre el impacto de las altas temperaturas utilizando como cobayas a varios estudiantes de una universidad de Boston.
"El estudio se realizó para saber cuál es el efecto de una ola de calor en la función cognitiva de la gente joven, porque normalmente pensamos que el calor solo afecta a los adultos mayores, a los niños o a las mujeres embarazadas", explica a través del correo electrónico. Para demostrar que eso no era cierto, su equipo midió la temperatura en los dormitorios de 44 estudiantes, la mitad de ellos con aire acondicionado y la otra mitad sin ningún tipo de refrigeración en su habitación.
"Durante 12 días (cinco de temperaturas moderadas seguidos por una ola de calor) los participantes respondieron cada mañana a dos pruebas cognitivas. Además se midió la calidad de sueño, su hidratación, el uso de cafeína y muchos otros factores que pudieran estar relacionados con su desempeño", detalla el profesor. Las pruebas consistían en unos ejercicios muy sencillos de sumas y restas y en hacer cada mañana desde sus teléfonos móviles el test Stroop, una prueba de reacción que juega con nombres de colores escritos en colores que no coinciden. "Tomando en cuenta todos los factores previos, los estudiantes sin aire acondicionado fueron hasta un 10% más lentos y menos acertados que aquellos que sí tenían aire acondicionado durante la ola de calor".
"¿A quién le va a apetecer venir en agosto a España si esto es como Egipto o como Túnez?"
Así que, en efecto, este insoportable calor nos vuelve medio majaras, pero también nos hace más idiotas. Y, por tanto, menos productivos. También para esto hay unos cuantos estudios que dicen, por ejemplo, que los estudiantes sacan peores notas cuando realizan un examen en un día especialmente caluroso. O que nuestro rendimiento en el lugar de trabajo es mayor cuando la temperatura del aire ronda los 22 grados y empezamos a ser menos eficientes a partir de los 24. Según el informe Trabajar en un planeta más caliente, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con 33 o 34 grados de temperatura ambiente, los trabajadores pierden un 50% de su productividad.
Se prevé que en 2030, el estrés térmico provocará una reducción del 2,2% en el número total de horas de trabajo en el mundo y tendrá un impacto de 2.400 millones de dólares en el PIB mundial. En 2050, el impacto podría alcanzar ya los 5.800 millones de dólares.
Y ni siquiera en vacaciones mejoran las previsiones económicas. Hasta el turismo peligra con estos termómetros. Un informe reciente elaborado por CaixaBank Research a partir de los datos de los pagos con tarjeta revela que entre 2019 y 2023 creció más el gasto turístico en las localidades españolas con temperaturas más bajas y se resintió en las más calurosas.
"La gente gasta mucho menos durante las olas de calor. Y si no hacemos nada, nuestro modelo turístico de sol y playa se va a resentir", pronostica Miguel Ángel Criado. "¿A quién le va a apetecer venir en agosto a España si esto es como Egipto o como Túnez?".
Por cierto, el único sector analizado por CaixaBank que se beneficia de las oleadas de calor son las farmacias, que facturan un 0,06% más por cada grado que supera la media histórica. Quizás para superar otra noche soñando con pingüinos con la cara de Mari Carmen o José Luis. Para no perder la cabeza como Super Mario.
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Y me voy a leer cacho tocho así por la cara. ¿Sabes?
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DJ PERCH 3.0
Y me voy a leer cacho tocho así por la cara. ¿Sabes?
a veces pienso que tenéis la eso, luego os leo y se me pasa
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Esto quiere decir que ahora la gente podrá decir comentarios racistas y cometer asesinatos machistas en verano esgrimiendo como atenuante el calor.
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Mentira el año pasado hizo más calor y ya no se ven tantos avioncitos
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"El Mundo, tu panfleto favorito"
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Ya tuvieron en su momento la ocurrencia de decir que el Sol es machista,así que está claro que el calor nos patriarcaliza la cabeza.
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Carapalida
Esto quiere decir que ahora la gente podrá decir comentarios racistas y cometer asesinatos machistas en verano esgrimiendo como atenuante el calor.
Si.
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Lo siento seño el calentamiento global se ha comido mis deberes
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Chirimbolo
Lo siento seño el calentamiento global se ha comido mis deberes
Claro...como te has cargado al perro,ahora buscando otro culpable.
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Vivimos en una simulación
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forista
todo esto es el caldo de cultivo para que la gran mayoria de la poblacion acecpte hacer toques de queda cuando llueva o haga calor
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Yo cuando soy igual de racista cuando estoy a 40 grados al sol que en la sombra a 5 grados
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Razón tiene porque si hicieran -10° no habría menas por la calle robando ni furcias punteando en a cualquier hora.
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Y por supuesto, el racismo solo es cosa de caucásicos. Los malvados blancos heterosexuales.
El Mundo es, cada día más, un panfleto vomitivo.
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ForoParalelo: Miembro
Tiene que haber un "reset" total en el mundo, y más en el de los gilipollas que se tragan esos artículos
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Libres y contagiosas
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Y sera cierto. Los mas machistas e incivilizados vienen del desierto
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Todo cuadra porque todo el mundo sabe que los peores machistas y los mas racistas viven en el sol
En cambio en la luna solo existe amor y queso
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Periodismo del bueno. Vaya vergüenza de profesión. Ya ha llegado el día en el que es más honrado que una hija te salga puta antes que periodista.
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Alma atormentada
Cuenta la leyenda que El inMundo fue una vez un periódico conservador.
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