mi querido amigo Rong

Kiyosaki habla de un cuarto cuadrante como de feliz casillero del juego de la oca: el inversor. Quince años de superingresos en comida asiática y un precioso viaje a China ( no se puede visitar todo pero al menos un sitio así vale por muchos) fué lo que me perdí por poner el pié en el acelerador del puto coño. Pero eso mismo despertó a kundalini y me dió la felicidad de especular, diletante, esquizo e inútil, perfectamente inútil, sobre un infinito que ahora se acerca a la velocidad con la que se estrellaba el turismo contra una roca en aquel programa de Paco Costas. Pero sin segundas oportunidades. Aún obseso de completar en placeres y sin la más mínima intención de trabajar y pensando en la manera menos dolorosa de un adiós " cuasiestático" que me evite el inmenso dolor de ser recogido por esas instituciones de la seguridad que tanto emocionan a algunos. No he vivido con la fuerza de Lee ni con el orden lógico que los tuyos predican.

con todo, me produjo una buena sonrisa verte jodido con la fregona en la puerta del negocio. Volví a dormir. No te hice caso. Pero ya te habrás dado cuenta que ni el más despierto puede hacer nada en un país diseñado para el sufrimiento como virtud y a la horrible consideración comunista de que todos somos iguales y con las mismas necesidades. Tú eres un kiyosaki en pequeño.