CitarAdicción a las POLES
El gran problema de nuestro tiempo, que acompaña al marasmo idealista-metakantiano y la locura colectiva pluscuamlibertaria, es la terrible adicción que experimenta el pseudo-individuo por la recompensa social y emocional que recibe al hacer alarde de algún moralismo a la moda, y hacerlo de forma publica, abierta y a ser posible en redes sociales. "Normalicemos X", "es hora de abrir el melón de esto o de lo otro", "llevo años queriendo denunciar..., y bla, bla, bla...
La estructura puede cambiar pero el objetivo siempre es el mismo, llegar a una experiencia semirreligiosa que tomando la forma de gran acto de contrición colectiva proporcione a los participantes esa recompensa emocional tan adictiva y que cada vez sabe a menos a los participantes habituales en estos akelarres de democrática justicia social.
Hay una forma de alardeo moral que es sin duda la más perfecta, la victimización pública, si en el cristianismo en tanto que forma aun primitiva de sklavenmoral TODOS éramos grandes pecadores y solo una pequeña élite de santos, mansos entre los mansos y esclavos entre los esclavos podían trascender esta condición, en el mundo democrático y postcristiano todos somos opresores y TODOS formamos parte de odiosas estructuras de dominación-represión y es la VÍCTIMA la única figura capaz de trascender esa culpa y elevarse.
El cristianismo quiso sustituir al héroe indoario victorioso sobre las fuerzas del caos o sobre sus enemigos por el santo y el mártir y a ahora el triunfo postrevolucionario del igualitarismo y el socialismo ha querido hacer lo propio cambiando a los santos por las víctimas, que ya no vencen al pecado o la concupiscencia, vencen a sus propios instintos de dignidad y superación. Por eso las gordas, a ser posible racializadas y con bajos ingresos son las víctimas por excelencia, pseudo-individuos tan bajos que han conseguido incluso vencer ese instinto que las podría confundir y empujar a hacer dieta y buscar un empleo mejor.
Urge recuperar un nietzscheanismo salvaje e implacable, anticristiano primeramente, que deifique al individuo superior, al tipo humano diferenciado, hay que resucitar a Dionisio a Apolo y a Sigfrido.
Adicción a las POLES
El tema es muy interesante, pero ten en cuenta donde estás, no es un foro de cultos filósofos ni literarios. Más simpleza es mejorIniciado por Lockwood
El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.El gran problema de nuestro tiempo, que acompaña al marasmo idealista-metakantiano y la locura colectiva pluscuamlibertaria, es la terrible adicción que experimenta el pseudo-individuo por la recompensa social y emocional que recibe al hacer alarde de algún moralismo a la moda, y hacerlo de forma publica, abierta y a ser posible en redes sociales. "Normalicemos X", "es hora de abrir el melón de esto o de lo otro", "llevo años queriendo denunciar..., y bla, bla, bla...
La estructura puede cambiar pero el objetivo siempre es el mismo, llegar a una experiencia semirreligiosa que tomando la forma de gran acto de contrición colectiva proporcione a los participantes esa recompensa emocional tan adictiva y que cada vez sabe a menos a los participantes habituales en estos akelarres de democrática justicia social.
Hay una forma de alardeo moral que es sin duda la más perfecta, la victimización pública, si en el cristianismo en tanto que forma aun primitiva de sklavenmoral TODOS éramos grandes pecadores y solo una pequeña élite de santos, mansos entre los mansos y esclavos entre los esclavos podían trascender esta condición, en el mundo democrático y postcristiano todos somos opresores y TODOS formamos parte de odiosas estructuras de dominación-represión y es la VÍCTIMA la única figura capaz de trascender esa culpa y elevarse.
El cristianismo quiso sustituir al héroe indoario victorioso sobre las fuerzas del caos o sobre sus enemigos por el santo y el mártir y a ahora el triunfo postrevolucionario del igualitarismo y el socialismo ha querido hacer lo propio cambiando a los santos por las víctimas, que ya no vencen al pecado o la concupiscencia, vencen a sus propios instintos de dignidad y superación. Por eso las gordas, a ser posible racializadas y con bajos ingresos son las víctimas por excelencia, pseudo-individuos tan bajos que han conseguido incluso vencer ese instinto que las podría confundir y empujar a hacer dieta y buscar un empleo mejor.
Urge recuperar un nietzscheanismo salvaje e implacable, anticristiano primeramente, que deifique al individuo superior, al tipo humano diferenciado, hay que resucitar a Dionisio a Apolo y a Sigfrido.
A mí no me gusta, no sé qué le veis.
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