Ya sabéis, mi madre estaba contra eso. Probablemente ya habréis notado que él no es de este mundo. Todo nuestro vecindario se ríe de él. Era tan torpe, daba tanta lástima. Mi madre solía decir: "Es un stalker,...Está predestinado al fracaso, será un eterno prisionero! No sabes que clase de hijos tienen los stalkers?" Y yo... ni siquiera discutía con ella. Sabía ya todo eso: que estaba predestinado al fracaso, que sería un eterno prisionero, y también eso sobre los hijos. Sólo que podía hacer yo? Estaba segura que sería feliz con él. Por supuesto, también sabía que sentiría mucha tristeza. Pero es mejor tener un poco de felicidad que un vida gris y aburrida. Quizás pensé en todo eso después. Pero en aquel momento se acercó a mí y dijo: "Ven conmigo." Y yo lo hice, y nunca me he arrepentido. Nunca. Pasamos mucha tristeza mucho miedo y mucha vergüenza. Pero nunca me arrepentí, y nunca envidié a nadie. Es sólo nuestro destino, nuestra vida, así es como somos. Aunque no hubieramos tenido desgracias, tampoco nos habría ido mejor. Habría sido peor... Porque en ese caso, no habría habido ninguna felicidad. Y tampoco ninguna esperanza.