
Iniciado por
Energetico
(por Mark Twain, durante la guerra de EEUU contra España de 1892)
Oh, Señor, Padre Nuestro, nuestros jóvenes patriotas, ídolos de nuestros corazones, se dirigen a la batalla. ¡Permanece cerca de ellos! Con ellos, en espíritu, vamos nosotros, dejando atrás la dulce paz de nuestros hogares para aniquilar al enemigo.
Oh, Señor, ayúdanos a hacer pedazos a sus soldados, convertidos en despojos con nuestros disparos. Ayúdanos a cubrir sus campos con la palidez de sus patriotas muertos. Ayúdanos a ahogar el trueno de sus cañones con los chillidos de sus heridos, que se retuercen de dolor. Ayúdanos a arrasar sus humildes hogares con un huracán de fuego.
Ayúdanos a retorcer los corazones de sus inocentes viudas con una atricción innecesaria.
Ayúdanos a dejarlas sin hogar con sus niñitos, para que deambulen con sus miserias por la terra devastada, con harapos, hambrientos y sedientos, bajo las llamas del caluroso sol y los helados vientos del invierno; con el alma quebrada, agotados por las penalidades, te imploramos que tengan por refugio la tumba.
Por nuestro bien, el de quienes te adoramos a tí, Señor, ¡destroza sus esperanzas, arruina sus vidas, alarga su amargo éxodo, haciendo que su andar sea una carga, que su camino les ahogue en lágrimas, manchando la blanca nieve con la sangre de sus pies heridos!
A tí, Fuente de Amor y refugio seguro, amigo de todos los acosados por el dolor, te lo pedimos animados por el amor, con corazón humilde y apenado.
Amén.