Algunas actividades son peligrosas porque te puedes despeñar cuesta abajo y partirte la crisma. Otras lo son porque los maderos se te pueden echar encima para detenerte y el juez te envía directo al talego. Pero los oficios verdaderamente guapos son los que combinan las dos anteriores: Osadía física e inteligencia.
Hay quienes usan sistemas informáticos sofisticados para hacer diabluras. Pero al final siempre falla lo mismo: la capa física. El escenario atómico que, sí o sí, tendrán que pisar para tener el beneficio. Aunque sea en la puerta de un paraíso fiscal. Nunca se sabe cuándo pueden cambiar las normas y verte en riesgo en donde se suponía no lo tendría que haber.
Hay quienes se funden la capa física como la mantequilla con tecnología de plasma. Pero al final siempre falla lo mismo: la capa de control. El escenario informacional que, sí o sí, tendrán que eludir para poder usar el beneficio. Aunque sea en lugares marginales. Nunca se sabe cuándo puede un chivatazo traer visitantes inoportunos.
No basta con ser capaz de eludir los sistemas inteligentes. No basta con ser capaz de romper las barreras materiales. Es necesario una sabia combinación de ambas, sangre fría y mucha suerte.
Pero el Walhalla es para éstos.
y si no...
abre la puerta niña, que el dia va a comenzar
En la época del guante blanco se olvidó que también existía el riesgo físico. Se está recuperando ésta noción. Porque diablos y diablas hay muchos en el mundo. Algunos se fabrican troyanos y otros son capaces de construirse chalecos antibalas caseros pero resultones. Sin embargo se hecha de menos un gran blanco. Un tiburón que con la combinación de la potencia física y la mental sea capaz de hazañas verdaderas. Necesitamos asaltos híbridos, con robots y humanos, a furgones blindados. Necesitamos magnicidios. Necesitamos grupos paramilitares formados por ciudadanos " jueces de la ley" para saldar las cuentas que la torpedad del Estado no logra.